"2025: Conflictos en Oriente Medio y Ucrania, crisis de seguridad en Sudamérica y tensiones políticas crecientes"
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En un mundo que se enfrenta a una serie de conflictos persistentes y a decisiones políticas críticas, el año 2024 llega a su fin dejando una estela de tensiones que probablemente continuarán en 2025. Desde las convulsiones en Oriente Próximo hasta la lucha por la paz en Colombia, Sudamérica se posiciona como un punto de atención en el tablero geopolítico global.
La situación en Oriente Próximo se ha vuelto especialmente crítica tras los ataques de Hamás contra Israel en octubre de 2023. Este evento desató una cadena de reacciones internacionales en apoyo a los palestinos, mientras que Israel intensificó sus operaciones militares. A lo largo de 2024, el ejército israelí no ha dudado en castigar con fuerza a Hamás en Gaza y a Hezbolá en Líbano, extendiendo su ofensiva incluso a los hutíes en Yemen. La inestabilidad en Siria se ha complicado aún más, con la caída del gobierno de Bashar al Assad a manos de fuerzas yihadistas.
De cara al 2025, se anticipa que Israel podría buscar una resolución en Gaza, ya sea a través de una solución política o mediante un control militar más estricto sobre el enclave. En Líbano, se espera que el acuerdo de alto el fuego llegue a su fin en enero, aunque las autoridades israelíes continúan señalando a Irán como la fuente de inspiración detrás de los grupos armados, según las declaraciones del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Mientras tanto, Ucrania enfrenta un panorama desgarrador a medida que la guerra se aproxima a su tercer año. A pesar de intentos fallidos por generar un cese al fuego durante las festividades, las fuerzas rusas parecen consolidar sus posiciones en el este del país. La región de Kursk sigue siendo escenario de confrontaciones, alimentadas por la intensa resistencia ucraniana desde su ofensiva en agosto.
En el Sahel, la situación es igualmente alarmante. La disminución de la influencia francesa ha abierto la puerta a una creciente injerencia rusa, provocando una serie de crisis políticas. El auge de los ataques por parte de grupos afines a Estado Islámico y Al Qaeda ha dejado un trágico saldo de víctimas en países como Burkina Faso, Malí y Níger, donde los gobiernos han respondido con políticas cada vez más represivas.
La guerra civil en Sudán ha emergido como uno de los conflictos más letales, con más de 5,000 muertes y 1.1 millones de personas desplazadas desde abril de 2023. Este conflicto se desató a raíz de la lucha por la integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) dentro de las Fuerzas Armadas, al tiempo que desmanteló el proceso de transición política que siguió al derrocamiento de Omar al Bashir en 2019.
En el contexto de estos conflictos armados, otros países enfrentan crisis políticas que derivan, en varios casos, de la guerra en Ucrania y de la influencia rusa. Georgia, por ejemplo, ha visto cómo su gobierno, favorable al Kremlin, ha frenado su proceso de adhesión a la Unión Europea en medio de protestas ciudadanas masivas que critican una controvertida ley sobre agentes extranjeros y la falta de derechos para la comunidad LGTBI.
Las manifestaciones en Tiflis han sido reprimidas, y a pesar de que la presidenta Salomé Zurabishvili, quien aspira a representar la voz de la oposición, se ha posicionado en contra del gobierno, este mantiene su poder gracias a los resultados de las últimas elecciones, aunque enfrenta sanciones económicas internacionales.
Por otro lado, Pakistán se encuentra en un momento crítico después de las elecciones nacionales y regionales de 2024, donde acusaciones de fraude han ensombrecido el proceso. La Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz, apoyada por los militares, ha llegado al poder, lo que ha suscitado un clima de descontento entre la ciudadanía y ha llevado al ex primer ministro Imran Jan a instigar movilizaciones pidiendo su liberación tras su encarcelamiento.
A esto se suma un panorama de inestabilidad y violencia, con el separatismo en Baluchistán y las actividades del Tehrik-i-Taliban Pakistan planteando serios desafíos a la seguridad. Se prevé que las autoridades busquen solidificar su control apelando a estrategias de mano dura frente a esta crisis.
En el contexto de la inestabilidad regional, Taiwán se ha convertido en un punto crucial de tensión entre Estados Unidos y China, que considera a la isla como parte de su territorio. Las incursiones chinas al espacio aéreo y marino taiwanés son una constante, mientras que el gobierno de Taipei ha denunciado la creciente presión militar por parte de Pekín, acentuada por el reciente viaje del presidente taiwanés, William Lai, al Pacífico sur.
Finalmente, Sudamérica tampoco escapa a la incertidumbre, con Colombia y Ecuador lidiando con graves crisis de seguridad. En Colombia, el presidente Gustavo Petro continúa trabajando en su ambicioso proyecto de paz total, intentando establecer diálogos con grupos armados que han surgido tras la disolución de las FARC.
En Ecuador, la situación se ha deteriorado drásticamente, llegando incluso a interrupciones de la transmisión en vivo de una cadena de televisión por parte de grupos armados. El presidente Daniel Noboa ha declarado el estado de emergencia y, ante la crisis de seguridad y el descontento popular creciente, la nación se prepara para unas elecciones presidenciales que podrían cambiar el rumbo del país en los próximos meses.
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