La semana pasada, una serie de explosiones simultáneas provocaron la destrucción de cientos de dispositivos de buscapersonas pertenecientes al grupo libanés Hezbolá, dejando un saldo de más de diez muertos. Las autoridades han señalado a Israel como el principal sospechoso detrás de este sabotaje sin precedentes, que intensifica las tensiones en Oriente Próximo.
Los hechos ocurrieron el jueves, alrededor de las 15.30 horas en Beirut, cuando múltiples dispositivos propiedad de miembros de Hezbolá estallaron tanto en Líbano como en Siria. Más de doce personas perdieron la vida y cerca de 2.800 resultaron heridas, 300 de ellas en estado grave, según reportes del Ministerio de Sanidad libanés. Desde un principio, se barajó la posibilidad de un ataque coordinado contra el grupo chiíta.
Aunque en un principio se atribuyeron las explosiones a un ataque cibernético, funcionarios estadounidenses confirmaron al diario 'The New York Times' que la Inteligencia israelí había camuflado explosivos en una nueva remesa de alrededor de 3,000 dispositivos de buscapersonas importados a Líbano.
Estos dispositivos fueron manipulados para contener explosivos de entre 30 y 60 gramos junto a las baterías, con la posibilidad de activarse de forma remota para detonar una vez en territorio libanés. Hezbolá distribuyó estos dispositivos entre sus miembros en Líbano, Siria e Irán.
Momentos después de las 15.30 horas, todos los dispositivos encendidos recibieron una señal que activó los explosivos, causando las trágicas consecuencias. Aunque se presume que muchas de las víctimas son miembros de Hezbolá, no se ha confirmado su identidad ni cargo dentro de la organización.
Entre los heridos se encuentra el embajador iraní en Beirut, cuya vida no corre peligro según declaraciones de la Embajada. Las investigaciones están en curso para determinar el momento y la forma en que los dispositivos fueron saboteados, siendo la empresa taiwanesa Gold Apollo la señalada en primera instancia.
Gold Apollo ha aclarado que los dispositivos fueron fabricados por una empresa en Budapest con la que mantienen una cooperación para la venta en ciertas regiones. El fabricante taiwanés recalca que no está involucrado en el diseño o fabricación de los productos, desvinculándose de la responsabilidad en el sabotaje.
Desde el principio, las acusaciones apuntan a Israel como el responsable de este acto, tanto por parte de Hezbolá como del Gobierno de Líbano. La tensión en la región se suma al conflicto abierto en Gaza y los constantes ataques en la frontera con Hezbolá. Todo ello en medio de un pulso constante con Irán, que aún no ha respondido al asesinato de un líder de Hamás en Teherán.
El ataque ha generado preocupación en Israel, que se encuentra en alerta ante posibles represalias por parte de Hezbolá. Ambas partes han librado conflictos en el pasado, y el recrudecimiento de la situación en los últimos meses ha sido motivo de temor constante.
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