En un giro significativo en el ámbito de la política económica estadounidense, el presidente saliente, Joe Biden, ha tomado la decisión de bloquear la adquisición de United States Steel Corporation (US Steel) por la siderúrgica japonesa Nippon Steel Corporation, destacando motivos de seguridad nacional. Esta transacción, que ascendía a casi 15.000 millones de dólares, ha quedado suspendida, lo que marca un episodio notable en la intersección entre la economía y la soberanía nacional.
Biden, quien se preparará para ceder el poder a Donald Trump el próximo 20 de enero, argumenta que esta medida refleja su “solemne responsabilidad” como líder del país, ya que busca mantener una industria siderúrgica robusta y plenamente estadounidense. Así, busca garantizar que US Steel permanezca como un emblema de la producción y la fuerza laboral de Estados Unidos, siendo propiedad de ciudadanos estadounidenses y operada por trabajadores siderúrgicos que están organizados en sindicatos.
En sus declaraciones, el presidente enfatizó: “La acción de hoy refleja mi compromiso inquebrantable de utilizar todas las autoridades a mi disposición como presidente para defender la seguridad nacional de Estados Unidos”. Esta afirmación subraya no solo su enfoque en proteger los intereses económicos, sino también en resguardar sectores críticos para la estabilidad y seguridad del país.
Biden también hizo hincapié en su disposición a “actuar para proteger la seguridad de esta nación y su infraestructura, así como la resiliencia de sus cadenas de suministro”. Este tipo de defensa de los intereses económicos nacionales resuena con una creciente preocupación en el país sobre la dependencia de capitales extranjeros en áreas estratégicas.
La solicitud para evaluar la compra de US Steel fue presentada al presidente por el Comité de Inversión Extranjera en Estados Unidos (CFIUS) el 23 de diciembre, lo que obligó a Biden a tomar una decisión en un breve lapso de 15 días. Este eventual desenlace se convierte en una de sus últimas decisiones de gran calado en su administración, señalando un intento por parte de Biden de dejar un legado en términos de protección industrial ante el inminente cambio en la dirección política del país.
Por su parte, Nippon Steel había manifestado la semana pasada su intención de ampliar el plazo para concluir la transacción, extendiéndolo hasta el primer trimestre de 2025, en lugar de las fechas que inicialmente se estimaban para finales de 2024. La empresa japonesa había expresado su confianza en que el presidente de Estados Unidos haría una evaluación justa y basada en hechos, recordando al mismo tiempo las significativas inversiones que planeaba realizar en las instalaciones y la fuerza laboral de US Steel.
Este acuerdo había recibido el apoyo de los accionistas de US Steel en abril, pero también estuvo marcado por la oposición del presidente electo, Donald Trump, quien ha manifestado su interés en proteger la compañía de Pittsburgh, proponiendo medidas como aranceles adicionales y subsidios fiscales. La historia de esta transacción simboliza las tensiones existentes entre la inversión extranjera y la protección de empresas nacionales en Estados Unidos, un tema que seguramente seguirá siendo candente en la agenda política futura.
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