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Corea del Sur pone la seguridad de sus ciudadanos en primer lugar ante la liberación de agua de Fukushima.

Corea del Sur pone la seguridad de sus ciudadanos en primer lugar ante la liberación de agua de Fukushima.

El Gobierno de Corea del Sur ha dado a conocer que su principal preocupación es la salud y la seguridad de sus ciudadanos, en respuesta al informe del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) que aprueba el plan de Japón para liberar agua tratada de la central nuclear de Fukushima en el océano.

Según informa la agencia de noticias Yonhap, la oficina del presidente Yoon Suk Yeol ha expresado su respeto por el informe del OIEA, considerándolo como la principal organización internacional en seguridad nuclear afiliada a la ONU.

Seúl ha anunciado que seguirá vigilando los detalles de la liberación planificada en estrecha colaboración con el Gobierno japonés y el OIEA, además de aumentar los estudios sobre sustancias radiactivas en sus aguas costeras para garantizar la seguridad marítima.

El informe final del OIEA sobre la liberación de agua tratada de Fukushima al mar afirma que el plan del Gobierno japonés cumple con los estándares internacionales para desechar residuos nucleares de este tipo.

El director general del organismo, Rafael Grossi, presentó el informe durante su visita a Japón, donde se reunió con el primer ministro Fumio Kishida para abordar este tema. Grossi destacó que la liberación de agua tratada a través del Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos (ALPS) tiene un bajo impacto radiológico en la población y el medio ambiente.

Este informe es el resultado de dos años de trabajo de los especialistas del OIEA, que han revisado los estándares de seguridad japoneses con el objetivo de proteger y garantizar la seguridad en la central nuclear de Fukushima.

Desde Tokio, se ha subrayado la importancia de la reconstrucción de la central y la necesidad de adquirir más espacio en los tanques de almacenamiento de agua tratada, especialmente ante el temor de que colapsen en caso de producirse otro desastre natural, doce años después de la catástrofe nuclear ocurrida en 2011.