En un reciente encuentro celebrado en Madrid, Mario Draghi, exmandatario del Banco Central Europeo y exprimer ministro de Italia, lanzó un significativo llamado de atención sobre la crítica situación energética que enfrenta Europa. Durante su intervención en el ciclo de conferencias 'Energy Prospectives' organizado por la Fundación Naturgy y el IESE, Draghi subrayó la urgente necesidad de reformar el mercado energético para que los costos en el continente se vuelvan competitivos.
Draghi enfatizó que Europa debe replantear su enfoque en el trilema energético, donde ahora se considera crucial no solo el precio de la energía, sino también su origen. A su juicio, es imperativo que la región avance en una reforma que le permita gestionar mejor su infraestructura y recursos energéticos.
El exlíder italiano también recordó la importancia de fortalecer la coordinación entre los países europeos en la gestión de bienes públicos, especialmente en lo que respecta a las infraestructuras necesarias para la transición energética. Destacó que, aunque el sector privado está desempeñando un papel activo en la búsqueda de soluciones, el verdadero cambio debe venir de las instituciones públicas, que deben hacer más accesibles las normativas y agilizar los procesos legislativos.
Draghi abogó por un marco normativo común que fomente la colaboración entre los sectores público y privado, sugiriendo que las empresas tengan una mayor participación en la concienciación del público acerca de la necesidad de reformas necesarias en el ámbito energético.
Este encuentro coincidió con el primer aniversario de la presentación del informe Draghi, en el cual se abordaron los avances hacia los objetivos propuestos y la posición de Europa en el contexto global. El informe, que delineó un ambicioso plan para mejorar la sostenibilidad y la independencia energética del continente, ha visto un cumplimiento lamentablemente escaso: solo un 11,2% de las 383 recomendaciones han sido implementadas en su totalidad.
Draghi, quien recientemente recibió el Premio Princesa de Asturias, criticó la creciente fragilidad de Europa, acentuada por su dependencia de recursos y tecnología externos. También destacó el impacto de las realidades geopolíticas en la seguridad y resiliencia de las cadenas de suministro como factores clave que deben ser considerados.
El exprimer ministro propuso que las reformas inmediatas, las inversiones robustas y una revisión de la regulación actual son áreas críticas que Europa debe abordar para fortalecer su posición interna. Asimismo, hizo hincapié en la necesidad de acelerar el crecimiento económico mientras se avanza hacia la descarbonización, estableciendo un camino hacia el 2035 que asegure un futuro sostenible para el continente.
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