En una reciente declaración, la Oficina Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI) ha descartado la posibilidad de que un país extranjero esté detrás del intento de asesinato contra el expresidente Donald Trump el pasado 13 de julio. El joven tirador Thomas Matthew Crooks fue el responsable de perpetuar el ataque durante un acto de campaña electoral.

El subdirector ejecutivo de Seguridad Nacional del FBI, Robert Wells, ha enfatizado que no hay pruebas que sugieran que una entidad extranjera ordenó el ataque. Estas declaraciones hacen referencia a informes anteriores que apuntaban a un supuesto complot orquestado por Irán para matar a Trump, que no estaría vinculado al tiroteo de Crooks.

Además, Wells ha explicado que aún no se ha determinado un motivo claro detrás del ataque ni se ha identificado a ningún cómplice o socio del tirador que estuviera al tanto de sus planes. El incidente tuvo lugar en la ciudad de Butler, en Pensilvania.

El FBI ha revelado imágenes del rifle utilizado por Crooks, quien aparentemente investigó tanto la Convención Nacional Republicana como la Demócrata, lo que sugiere que pudo haber visto una oportunidad en el mitin de Trump.

El ataque dejó al expresidente con una herida leve en la oreja derecha, mientras que un simpatizante republicano perdió la vida y dos personas resultaron heridas. Como consecuencia, la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, presentó su renuncia.