El Papa Francisco ha protagonizado una emotiva vigilia penitencial en la basílica de San Pedro, un día antes del inicio del Sínodo, pidiendo perdón y expresando vergüenza por los pecados de la Iglesia. Siete cardenales se unieron al Papa para disculparse por los errores cometidos, como el encubrimiento de abusos sexuales y la falta de defensa de la dignidad de las mujeres.
En un gesto de humildad, el Papa reconoció la necesidad de pedir perdón y sentir vergüenza por los pecados cometidos, dirigidos especialmente a aquellos que han sido heridos por ellos. Una de las cardenales, el arzobispo de Bombay, Oswald Gracias, se disculpó por su falta de coraje en la búsqueda de la paz, mientras que otros cardenales asumieron responsabilidades por diversos errores.
En vísperas del Sínodo Universal, programado del 2 al 27 de octubre, el Papa recordó la importancia de reconocer el pecado y la necesidad de reconciliación para sanar las heridas de la Iglesia. Se preguntó cómo podría ser una Iglesia sinodal sin reconciliación y subrayó la importancia de recibir y dar perdón para restablecer la comunión en Cristo.
El Papa también se refirió a la confesión como una oportunidad para restablecer la confianza en la Iglesia y comenzar a curar las heridas causadas por errores y pecados. Pidió perdón en nombre de la Iglesia y ofreció una oración por la restauración y la conversión sincera, invocando al Espíritu Santo para llenar los corazones con su gracia.
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