El presidente surcoreano suspendido inicia acción legal justo antes de que venza su orden de detención.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, tiene programada una visita a Corea del Sur que se iniciará mañana, como parte de su gira de despedida antes de dejar el cargo. La situación política en el país está marcada por una notable controversia que involucra al presidente suspendido, Yoon Suk Yeol, quien se enfrenta a una orden de detención relacionada con una reciente y polémica declaración de ley marcial.
Yoon ha tomado la decisión de ordenar a su equipo legal que investigue a los funcionarios que, desde el pasado viernes, han intentado ejecutar una orden de arresto en su contra. Esta situación es el resultado de la investigación abierta a raíz de su controversial declaración de ley marcial del 3 de diciembre. Su abogado, Yun Gap Geun, ha manifestado que el lunes presentará una denuncia contra el director de la Oficina de Investigación de Crímenes de Altos Funcionarios Públicos (KOFIC), Oh Dong Woon, y otros agentes, a quienes acusa de haber realizado una "entrada ilegal" en la residencia presidencial, un esfuerzo que culminó en fracaso.
Al mismo tiempo, la defensa de Yoon alega que los agentes, involucrados en la investigación, violaron las normas militares al intervenir con el dispositivo de seguridad del presidente suspendido. Este último había optado por integrar unidades del Ejército en su esquema de seguridad personal desde que asumió el poder en mayo de 2022. Este aspecto ha generado un choque evidente con la KOFIC, que intentaba acceder a la residencia presidencial.
La orden de detención emitida por un tribunal tiene una duración limitada que expira este lunes, y existe una incertidumbre sobre si las autoridades revisitarán la ejecución de dicha orden. Rumores sugieren que la KOFIC podría optar por extender la validez de la orden de detención o incluso emitir una nueva orden que formalice el arresto del presidente suspendido. Yoon se resiste a colaborar porque sostiene que la KOFIC carece de legitimidad legal para investigar lo que él considera un asunto de seguridad nacional. En su defensa, afirma que su decisión de declarar la ley marcial fue provocada por supuestas conspiraciones de la oposición, ligadas a un posible ataque por parte de Corea del Norte.
En medio de esta turbulencia y crisis política, Antony Blinken tomará contacto con su homólogo surcoreano, Cho Tae Yul, para discutir temas de interés común al margen de la situación política interna. La agenda incluye la fortaleza de la alianza entre Corea del Sur y Estados Unidos, así como las relaciones con Corea del Norte y los retos regionales y globales que ambos países deben enfrentar. Sin embargo, lo que llama la atención es la omisión de la acuciante crisis política en la formulación de la reunión, tanto en las declaraciones de Blinken como en el comunicado del Departamento de Estado estadounidense.
El enfoque en la colaboración sobre los desafíos globales, cimentado en valores compartidos, parece ser el paraguas bajo el cual se desarrollará la visita de Blinken, dejando en la penumbra los dilemas internos que afecta a uno de sus principales aliados en la región. Sin duda, esta situación revela las complejidades y matices del entramado político en Corea del Sur, el cual no puede ser ignorado a la luz de los acontecimientos actuales.
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