“En 2024, se duplican los despidos de proveedores europeos de componentes ante una desaceleración económica”
La crisis en el sector automovilístico europeo se ha intensificado de manera alarmante, impulsada por una combinación devastadora de caída de ventas y un abultado exceso de inventarios. Este panorama sombrío ha llevado a un incremento significativo en los despidos dentro de las empresas proveedoras de componentes, como revela un informe que pone en evidencia las dificultades que enfrentan gigantes como Michelin y Bosch.
El contexto actual señala que, en el último año, los despidos en estas empresas se han duplicado, evidenciando la desaceleración que afecta al sector automovilístico. Las cifras son impactantes: desde 2020, se han perdido 58.000 empleos netos en toda la industria europea. Solo en 2024, se reportó un aumento de 30.000 desempleados, un número más del doble en comparación con 2023, según un análisis efectuado por la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (Clepa) y publicado en el diario británico ‘Financial Times’.
Frente a esta exigente situación, las grandes empresas del sector han optado por adelgazar sus plantillas, cerrando plantas y reduciendo personal. En contraste, las pequeñas y medianas empresas han tenido que enfrentar la dura realidad de la quiebra o la insolvencia. Clepa destaca que los proveedores de componentes automotrices son responsables de alrededor de 1,7 millones de empleos en la Unión Europea, subrayando la magnitud del impacto que está teniendo la crisis.
Las causas de esta caída en la demanda se remontan a varios factores críticos: la pandemia de Covid-19, la guerra en Ucrania y la inflación subsecuente han erosionado la competitividad de las industrias europeas justo en un momento en que los fabricantes chinos están aumentando su presencia en el mercado europeo con vehículos eléctricos de precios atractivos y equipamiento superior, desafiando a los tradicionales.
A pesar de que se espera que las ventas de vehículos eléctricos aumenten en el futuro, el actual coste elevado de estos automóviles y la disminución, e incluso eliminación en algunos casos, de los subsidios gubernamentales en países como Alemania están limitando la adopción generalizada de estas tecnologías. Esto ha generado que las empresas que se han volcado en la inversión de coches eléctricos experimenten una demanda muy por debajo de las expectativas.
El informe de Clepa ilustra que las pérdidas de empleo vinculadas a motores de combustión desde 2020 han superado en gran medida las oportunidades generadas por la transición hacia la movilidad eléctrica. En un indicativo de la desaceleración en el mercado de vehículos eléctricos, en 2024 se contabilizaron 4.680 empleos perdidos en relación a proveedores específicos de vehículos de batería, en contraste con solo 4.450 nuevos empleos generados.
El sector también sigue la implementación de la normativa ‘CAFE’, que presenta un desafío adicional para aquellos proveedores que dependen de motores convencionales. Desde el 1 de enero, las regulaciones sobre las emisiones de CO2 se han endurecido, exigiendo una reducción a 93,6 gramos por kilómetro en los automóviles vendidos en la UE. El incumplimiento de estas normativas puede resultar en multas colosales, obligando a las marcas a replantear su estrategia.
Ese límite de emisiones se ajustará aún más en los próximos años, estableciéndose en 49,5 gramos de CO2 por kilómetro, profilando el objetivo de llegar a cero emisiones para 2035 y prohibir efectivamente la venta de vehículos de combustión. Aunque hay esperanzas sobre el crecimiento de las ventas de vehículos eléctricos, la realidad es que los proveedores se están preparando para un período prolongado de reducción en el crecimiento, y muchas compañías han señalado planes de recortes de empleo a largo plazo.
Por ejemplo, la empresa francesa Forvia anunció la supresión de 10.000 puestos de trabajo en Europa antes de 2028. De forma similar, Michelin ha comunicando reestructuraciones en dos de sus fábricas en Francia, lo que afectará a 1.200 empleados debido a un "exceso de capacidad estructural" y la competencia de bajo coste procedente de Asia. Mientras tanto, Bosch ha indicado su intención de implementar un plan de ajuste que podría incluir hasta 5.500 despidos en su división de movilidad, en respuesta a la disminuida demanda de vehículos eléctricos y al aumento de la competencia china en el sector.
Estas decisiones se traducen en estimaciones de que, para finales de 2027, se suprimirán la mayoría de los puestos laborales previstos, con alrededor de 3.500 empleos eliminados, la mitad de los cuales estarían concentrados en Alemania, especialmente en áreas relacionadas con el software de conducción autónoma, un sector que involucra a más de 7.000 trabajadores en total. Sin duda, la crisis en el sector automovilístico europeo requiere atención urgente y soluciones innovadoras para mitigar su impacto en el empleo y la economía general de la región.
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