En una sesión del Consejo de Derechos Humanos, la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania ha denunciado la utilización de la violencia sexual como método de tortura en los centros de detención rusos, tanto en civiles como en militares. Según el responsable de la comisión, Erik Mose, estas prácticas son sistemáticas y coordinadas, evidenciando un patrón de maltrato hacia los prisioneros ucranianos.
Las investigaciones se basan en testimonios de víctimas y testigos, quienes han compartido experiencias traumáticas. Mose ha destacado la cooperación del Gobierno ucraniano y la negativa de Rusia a comunicarse con la comisión. Se han documentado casos donde altos funcionarios rusos han ordenado o tolerado estos abusos, provocando graves daños físicos y traumas en las víctimas.
Además, se ha denunciado la falta de asistencia médica adecuada a los detenidos, como lo ocurrido en la colonia correccional de Volnovakha donde una explosión causó la muerte de varios prisioneros. Muchos de los afectados no recibieron atención médica inmediata, agravando aún más la situación.
Las violaciones de derechos humanos han dejado secuelas profundas en las víctimas, dificultando su reintegración en la sociedad y su relación con sus seres queridos. Se ha pedido apoyo psicológico, social y justicia para las víctimas afectadas. Mose también ha señalado los ataques de Rusia contra infraestructuras civiles en Ucrania, incluyendo bombardeos a instituciones médicas, lugares culturales, edificios residenciales y supermercados.
Estos ataques han provocado cortes de energía que afectan a millones de civiles, especialmente a personas de edad y con discapacidad. La interrupción de la educación en línea ha impactado duramente a los niños desplazados y con discapacidades, acentuando su vulnerabilidad. Hasta el momento, más de 11.743 civiles han perdido la vida y 24.614 han resultado heridos a causa del conflicto en Ucrania.
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