"Ford, Toyota y General Motors aportan casi un millón de euros cada una para financiar la investidura de Trump"
Las principales automotrices estadounidenses están tomando medidas significativas para establecer una relación cercana con la nueva administración que asumirá el control del país el próximo año.
En un anuncio reciente, Ford, General Motors y Toyota han manifestado su intención de realizar donaciones por un millón de dólares (equivalente a aproximadamente 961.450 euros) cada una, con motivo de la ceremonia de toma de posesión del republicano Donald Trump, programada para el 20 de enero.
Además de las donaciones monetarias, los gigantes automovilísticos ofrecerán flotas de vehículos destinados a facilitar el transporte durante los actos de investidura, lo que refleja una clara intención de colaborar con el nuevo gobierno desde sus inicios.
Esta iniciativa se da en un contexto de creciente incertidumbre política y económica. La llegada de Trump a la Casa Blanca ha generado preocupación acerca de posibles tensiones comerciales, particularmente con países como China y la Unión Europea, en virtud de la implementación de nuevos aranceles. Por ello, las empresas automotrices buscan garantizar un espacio favorable en la agenda del nuevo gobierno.
Jim Farley, CEO de Ford, expresó recientemente su optimismo sobre el futuro político del país, indicando que Trump está dispuesto a considerar las sugerencias de la industria automotriz. Farley destacó la relevancia de Ford en el ámbito laboral y en la economía estadounidense, sugiriendo que la administración valorará las contribuciones de la compañía.
En un tono similar, Mary Barra, CEO de General Motors, también mostró un optimismo moderado, afirmando que percibe una alineación de intereses entre la compañía y Trump en relación a sus objetivos. Este tipo de perspectivas son fundamentales en un entorno donde la cooperación puede ser clave para el éxito de la industria.
En el marco de estos movimientos, el equipo de transición del presidente electo está considerando flexibilizar las regulaciones federales que rigen los vehículos autónomos, convirtiendo esta reforma en una de sus prioridades para el próximo Departamento de Transportes.
A pesar de las intenciones positivas, el marco regulatorio actual plantea serias dificultades para la expansión de la tecnología de conducción sin conductor. Las preocupaciones acerca de la seguridad han llevado a establecer barreras que limitan el avance en esta área crucial para el futuro de la movilidad.
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