En Madrid, el 31 de octubre, se ha desatado un intenso debate entre los historiadores tras las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien afirmó que ha habido "dolor e injusticia hacia los pueblos originarios" de México. Este comentario, que se hizo durante la inauguración de una exposición sobre el arte de mujeres indígenas mexicanas, ha generado diversas reacciones en el ámbito académico.

Albares destacó la importancia de reconocer las sombras de la historia, mencionando que "no podemos negarla ni olvidarla". Por su parte, el galardonado historiador Xosé Manuel Núñez Seixàs defendió estas afirmaciones como "bastante correctas", argumentando que es esencial reconocer las injusticias perpetradas durante el proceso de colonización, que han sido tradicionalmente glorificadas en ciertos discursos.

A pesar de su respaldo a las palabras del ministro, Núñez Seixàs también señaló que sería conveniente que países latinoamericanos, incluido México, reconocieran que muchos de esos problemas persistieron incluso después de alcanzar la independencia. Este aspecto subraya la complejidad de la relación histórica entre las naciones.

José Luis Villacañas, catedrático emérito de filosofía en la Universidad Complutense, aplaudió el mensaje de Albares como un "buen paso", resaltando la necesidad de avanzar en la diplomacia entre España y México, especialmente a la luz de una carta enviada por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en la que se solicitaba una disculpa por la conquista. Sin embargo, también enfatizó que tales declaraciones deberían provenir directamente de la figura del Rey Felipe VI.

Contrario a estas opiniones, el historiador José Luis Corral criticó duramente las palabras de Albares, sugiriendo que contribuyen a perpetuar una "leyenda negra" y una visión sesgada de la historia. Corral aseveró que este enfoque presentista es uno de los errores más graves que un historiador puede cometer.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, valoró positivamente el reconocimiento de Albares, considerándolo un primer paso hacia la reconciliación histórica, al tiempo que reafirmó la necesidad de una disculpa por la violencia de la conquista. Esta postura ha llevado a críticas de algunos expertos, como el historiador Juan Miguel Zunzunegui, quien tildó de "ridículo" el insistir en una disculpa del Rey Felipe VI, argumentando que la relación entre México y España es de interdependencia.

Zunzunegui ha afirmado con rotundidad que "México no existiría sin España y viceversa", defendiendo la idea de que ambas culturas están irremediablemente entrelazadas. En esta línea, él y otros críticos sostienen que la narrativa histórica común, que describe la llegada de los españoles como un acto de conquista, es una construcción ideológica que no refleja la complejidad de la historia compartida.

En el contexto de este debate, se pone de relieve la continua lucha por desentrañar los matices de la historia, reconociendo que aprender del pasado es fundamental para avanzar hacia un futuro más inclusivo y reparador en las relaciones entre las naciones.