En un contexto de creciente tensión global, ZF Friedrichshafen AG, uno de los proveedores más relevantes para gigantes automotrices como Volkswagen y BMW, ha decidido disminuir su producción en Alemania debido a problemas de abastecimiento de semiconductores. Este contratiempo se origina en un conflicto con China relacionado con el proveedor Nexperia, lo que ha planteado un desafío considerable para la industria automotriz.

La compañía ha optado por reducir turnos en su importante planta de transmisión eléctrica en Schweinfurt, una decisión que responde directamente a la limitada disponibilidad de los componentes necesarios para seguir operando. ZF, que trabaja con marcas líderes como Mercedes-Benz, Stellantis y Ford, está viendo cómo estas tensiones geopolíticas afectan su capacidad de producción.

La situación se agrava tras la decisión de Pekín de frenar las exportaciones de Nexperia desde sus instalaciones chinas. Esta medida parece ser una respuesta al intento del gobierno holandés de adquirir el control sobre la empresa de semiconductores, provocando un impacto en la cadena de suministro de la industria automotriz.

La planta de ZF en Schweinfurt es vital no solo por aportar empleo a unos 8,000 trabajadores, sino también porque juega un papel crucial en la producción de motores eléctricos, chasis y sistemas de transmisión. Esta instalación es, de hecho, un pilar fundamental en el ambicioso plan de electrificación de ZF, que busca adaptarse a las demandas de un mercado automotriz en rápida transformación.

No es solo ZF la que se enfrenta a este dilema. En otro rincón de Alemania, Robert Bosch GmbH también se prepara para reducir las horas de trabajo en su planta de Salzgitter. Esta instalación, que se encarga de la producción de unidades de control electrónico, subraya la importancia de un flujo constante de piezas para poder mantener sus operaciones de manera efectiva.