El Gobierno de Rusia ha acusado a Ucrania de utilizar lugares civiles para mantener reuniones con mercenarios y asesores militares, defendiendo el ataque con misiles contra un restaurante en Kramatorsk.

El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha recalcado que es culpa de Ucrania el hecho de violar el Derecho Humanitario y cometer un crimen de guerra al utilizar lugares civiles para reunirse con mercenarios y generales occidentales.

Lavrov afirma que el Ejército ruso destruirá a los participantes en este tipo de reuniones, ya que los considera enemigos que les han declarado la guerra. Sin embargo, Moscú asegura que no ha visto confirmación de un solo caso en el que se hayan atacado objetos civiles de forma deliberada.

El ministro recalca que el Ejército ruso nunca elige de forma deliberada objetivos civiles y que todo su accionar está dirigido contra infraestructura militar.

Lavrov denuncia que Ucrania ha ubicado equipamiento pesado en patios de edificios residenciales y otras infraestructuras civiles, asegurando que el Ejército ucraniano tiene entre sus principales objetivos la destrucción de objetivos civiles.

Estas declaraciones de Lavrov se producen después de que el Ministerio de Defensa ruso afirmara haber matado a cerca de 50 oficiales de las Fuerzas Armadas de Ucrania y 20 mercenarios y asesores militares extranjeros en un ataque en Kramatorsk.

Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha pedido llevar ante un tribunal a los asesinos y terroristas rusos, mientras que el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, rechaza las acusaciones de Kiev y asegura que el Ejército ruso no ataca infraestructura civil.