Desde Madrid, el 29 de octubre, la situación en Gaza ha tomado un nuevo rumbo tras las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien expresó su apoyo a las acciones israelíes en respuesta a los recientes ataques en la región. Esta afirmación se produce en un contexto donde el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha decidido reiniciar los bombardeos sobre Gaza, argumentando que el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) ha incumplido el acuerdo de alto el fuego.

Trump, hablando desde el Air Force One, se refirió a la supuesta muerte de un soldado israelí en un ataque en Rafá, sur de Gaza. Las Fuerzas de Defensa de Israel han confirmado la identidad del soldado, el sargento Yona Efraim Feldbaum, quien perdió la vida en combate. Este trágico acontecimiento ha sido utilizado por las autoridades israelíes para justificar el aumento de la actividad militar en la zona, un claro mensaje en un entorno ya tenso.

A pesar de la intensificación de los ataques, Trump insistió en que su administración continuará apoyando el alto el fuego establecido bajo su propuesta, a la vez que subrayó que este acuerdo no está exento de complicaciones, como ataques aislados. Su vicepresidente, JD Vance, también enfatizó que el alto el fuego sigue vigente, aunque la realidad en el terreno presenta desafíos significativos.

El presidente estadounidense cuestionó el papel de Hamás en el proceso de paz en Oriente Medio, describiéndolo como un grupo "pequeño" y "violento". Según Trump, la organización debe mostrar un comportamiento más acorde con el deseo de paz en la región, a pesar de que Hamás ha reafirmado su compromiso con el alto el fuego que se instauró el 10 de octubre.

Mientras tanto, las cifras de víctimas en Gaza siguen en aumento, con reportes de 65 fallecidos, entre ellos 24 niños, a raíz de los reanudados ataques israelíes. Fuentes médicas vinculadas al diario palestino 'Filastín' han documentado una serie de bombardeos y ataques de artillería en varias localidades, incluyendo Jan Yunis y Gaza, así como en campos de refugiados como Deir al Balá y Jabalia, reflejando así la crítica situación humanitaria que atraviesa el enclave palestino.