
BBVA está utilizando el periodo de tres años de restricción en la fusión con Banco Sabadell para planificar una futura reestructuración que se llevará a cabo tras la unión de ambas entidades. Este tiempo se utilizará para evaluar de manera exhaustiva la situación laboral en Sabadell.
En un folleto reciente, el banco detalla que la oferta de adquisición se encuentra sujeta a una condición del Gobierno, que exige que ambas entidades mantengan una gestión autónoma durante el periodo de bloqueo. Por lo tanto, BBVA aclara que no planea realizar recortes de personal en el próximo año.
No obstante, tras finalizar el bloqueo a la fusión, la entidad tiene en mente un proceso de integración que implicará la revaluación de las plantillas de ambas instituciones, momento en el cual se contemplarán posibles reducciones de personal.
Para llevar a cabo esta integración, BBVA desarrollará una "evaluación estratégica y objetiva" de las operaciones, roles y condiciones laborales en Banco Sabadell, con el objetivo de eliminar redundancias y mejorar la eficiencia general del negocio.
El banco también está en proceso de constituir un comité de integración que incluirá a representantes de las dos entidades, dedicado a diseñar un proceso que maximice el talento de los empleados de ambas organizaciones.
BBVA se compromete a que cualquier ajuste en las plantillas respetará los principios de profesionalismo y mérito, asegurando que las decisiones no afecten desproporcionadamente a los empleados de una de las dos organizaciones.
Durante el proceso de integración, la entidad buscará mantener un diálogo activo con los sindicatos para minimizar el impacto de cualquier ajuste en el empleo, priorizando alternativas como salidas voluntarias y oportunidades de recolocación.
El banco también aprovechará este periodo de consulta para buscar alinear las políticas de recursos humanos de las dos instituciones, lo que podría acarrear modificaciones en las condiciones laborales tanto de empleados como directivos de Sabadell.
En una reciente conferencia, el CEO de BBVA, Onur Genç, subrayó que se está trabajando en los ajustes operativos y la integración tecnológica durante los tres años de bloqueo, que podrían extenderse hasta cinco.
La fusión legal entre BBVA y Sabadell se espera que finalice entre finales de 2028 y principios de 2029, y durante este tiempo, el banco planea realizar la preparación necesaria para que, en el primer año posterior a la fusión, se ejecuten eficientemente todos los planes de sinergias, que se prevén en torno a 900 millones de euros.
El folleto de la OPA también incluye estimaciones de sinergias, incluso durante la restricción gubernamental. BBVA ha ajustado sus expectativas, aumentando los ahorros proyectados de 850 a 900 millones de euros, aunque ahora estima que tomará un año adicional para lograrlas debido a las condiciones impuestas por el Gobierno.
En los tres años iniciales operando por separado, se prevén sinergias por unos 235 millones de euros, con fluctuaciones en los años 2026 a 2028. Estas proyecciones se basan en la supuesta venta de TSB a Santander, que aún aguarda la aprobación regulativa necesaria.
A pesar de la necesidad de mantener las dos entidades separadas, BBVA confía en que podrá beneficiarse de economías de escala y mejorar contratos con proveedores, al tiempo que implementa metodologías avanzadas en áreas como gestión de riesgos y ciberseguridad.
Además, el banco espera que las culturas organizacionales, estilos de liderazgo y programas de talento de ambas entidades se alineen progresivamente con el tiempo.
Cuando caduque la condición establecida por el Gobierno, BBVA procederá con la fusión en 2029, anticipando ahorros operativos en torno a 835 millones de euros procedentes de gastos generales y personales, junto a otros 65 millones en costes de financiación. En total, sumando los 235 millones previos, las sinergias alcanzarían los 900 millones de euros.
Respecto a los gastos de reestructuración, BBVA considera que no serán necesarios cambios significativos para lograr los 235 millones en los primeros tres años, aunque sí planea anticipar unos 60 millones en inversiones tecnológicas para facilitar la integración.
Una vez concretada la fusión, se estima que se destinarán unos 1.390 millones de euros adicionales en reestructuración, llevando la cifra total a unos 1.450 millones de euros, además de 48 millones anuales en amortizaciones durante cinco años, centradas en las inversiones requeridas para la integración.
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