Casi la mitad de los españoles sospecha que el Gobierno desarrolla virus para restringir libertades, revela FECYT.

Más de la mitad de la población española, específicamente el 56%, sostiene que existe un conjunto de soluciones viables para enfrentar problemas graves como el cambio climático, pero que estas permanecen sin aplicarse debido a poderosos intereses económicos que las obstaculizan.
MADRID, 25 de junio. Un reciente estudio revela que un 41,6% de los españoles cree que se han generado virus en laboratorios estatales con el propósito de limitar su libertad. Además, un 33,3% opina que la cura para el cáncer es ya una realidad, pero que se oculta por motivos comerciales, mientras que un 24,5% argumenta que el Gobierno esconde información sobre la posible conexión entre las vacunas y el autismo.
Estos resultados provienen de la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología 2024, que fue presentada recientemente por la FECYT y se llevó a cabo mediante 4.521 entrevistas distribuidas equitativamente en las distintas comunidades autónomas de España.
La encuesta incluyó una serie de afirmaciones relacionadas con vacunas y otros avances científicos, inspiradas en teorías de conspiración, con el objetivo de evaluar la prevalencia de estos discursos en la opinión colectiva.
Las afirmaciones que reflejan una desconfianza generalizada hacia las corporaciones debido a intereses económicos son las más respaldadas. Más de la mitad de la población (56,6%) piensa que hay soluciones técnicas disponibles para problemas como la contaminación y el cambio climático, pero que se están impidiendo su implementación. Por otro lado, un 50,1% cree que las farmacéuticas manipulan información sobre los riesgos asociados a las vacunas.
Al examinar otras variables, se observa que el nivel educativo y socioeconómico son determinantes en la aceptación de creencias conspirativas. A medida que estos niveles aumentan, baja el grado de aceptación de tales creencias. Sin embargo, la idea de que las farmacéuticas ocultan peligros vinculados a las vacunas encuentra eco en un amplio segmento de la población, independientemente de su nivel educativo o económico.
Comparando con datos de años anteriores, se ha evidenciado un notable incremento en la percepción de que el Gobierno oculta la relación entre las vacunas y el autismo, pasando del 30% en 2022 al 50,1% en 2024.
Los resultados de esta encuesta indican que la ciudadanía muestra un notable interés por la ciencia, acompañado de un alto nivel de confianza en la investigación. Sin embargo, también se perciben señales de estancamiento en ciertas actitudes fundamentales.
El interés en temas de ciencia y tecnología ha experimentado un leve aumento, con un 13,2% en 2024, frente al 12,3% de 2022, lo que marca una recuperación tras la caída de 2020. Sin embargo, persiste una discordancia entre el interés y la percepción sobre el nivel de información que tienen los ciudadanos en estos campos, con una disminución de -0,47 puntos en el área de Ciencia y Tecnología, y de -0,63 puntos en Medicina y Salud.
En términos de fuentes de información sobre ciencia y tecnología, la televisión continúa siendo la más concurrida (47,3%), pero las redes sociales y plataformas de video, como YouTube y TikTok, están cobrando importancia, particularmente entre los jóvenes (38,5% y 31,9% respectivamente).
Aunque una amplia mayoría considera que la información científica se presenta de manera positiva (85%), verídica (69,5%) y comprensible (68,5%), también se expresa que esta es superficial (66,6%) e insuficiente (80,2%).
La confianza de los españoles en la ciencia es alta, con una puntuación de 4,09 sobre 5, pero solo el 37,2% siente que los científicos tienen en cuenta la opinión del público o informan adecuadamente sobre sus hallazgos (36,3%).
Entre las áreas de mayor valoración, las relacionadas con la salud (70,6%) y la mejora de la calidad de vida (54,8%) son las más destacadas. En lo que respecta al cambio climático, un 81,4% reconoce el problema como grave y un 69,7% lo atribuye a la actividad humana.
No obstante, existe una desconfianza generalizada sobre la capacidad de las instituciones para abordar el cambio climático de manera justa y efectiva, con un 56,6% que sospecha que los intereses económicos obstaculizan soluciones viables.
La población está dividida sobre el impacto que podría tener la transición ecológica en sus vidas: un 39,1% espera que sus condiciones mejoren, mientras que un 30% cree que se generarán nuevos empleos. También se demanda que la distribución de los costos sea equitativa, ya que un 29,9% opina que los más vulnerables sufrirán las consecuencias.
En cuanto a la inteligencia artificial, la población muestra una postura ambivalente. A pesar de que más del 80% utiliza esta tecnología y reconoce sus beneficios, también existe desconfianza sobre los riesgos asociados, siendo comunes las preocupaciones acerca de la seguridad de datos personales (42,4%) y el control excesivo por parte de gobiernos (28,9%) y empresas (16,7%).
Además, el 70% de la población teme que en la próxima década la IA reemplace total o parcialmente sus empleos. Se percibe así como una herramienta que, si bien puede ser útil, también representa una amenaza para el empleo.
Ante la falta de regulación suficiente, la ciudadanía se siente desprotegida, con un 34,4% que defiende que organismos internacionales deben encargarse de la gobernanza de estas tecnologías, mientras que un 30,9% aboga por la comunidad científica, y un 23% por los gobiernos, incluso un 16,9% menciona a las empresas tecnológicas.
El estudio concluye que los ciudadanos no rechazan el saber científico, sino que exigen que este se enfoque en el bienestar común, sin ser secuestrado por intereses individuales y demandan un diálogo más cercano con la sociedad. En general, la percepción sobre la situación científica en España sugiere que el país se queda atrás respecto a la media en Europa (65,5%).
El documento enfatiza que “la ciudadanía valora y necesita la ciencia, pero demanda una mayor coherencia en las instituciones, una mejor comunicación y una integración real de las dimensiones social, ética y política del conocimiento científico.”
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