
El 21 de mayo en Madrid, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha lanzado un llamado urgente a Estados Unidos para que enfrente su preocupante déficit fiscal y la creciente carga de deuda pública. Esta advertencia surge en el contexto de los planes del presidente Donald Trump de prolongar los recortes de impuestos implementados en 2017.
Gita Gopinath, primera subdirectora gerente del FMI, expone en una entrevista con el 'Financial Times': "Los niveles de déficit en Estados Unidos son insosteniblemente altos y demandan una estrategia de reducción". Esta declaración se produce poco después de que la agencia de calificación Moody's decidiera rebajar la nota crediticia del país, subrayando la presión que representa la acumulación de deuda.
Gopinath destaca que la proporción de deuda en relación al PIB estadounidense sigue en ascenso, sugiriendo que es imperativo adoptar políticas fiscales que faciliten un descenso gradual de esta relación. A pesar de pronósticos anteriores que sugerían una reducción del déficit en el presente año, impulsada por un incremento en los ingresos tributarios, este análisis no contempla el nuevo proyecto de ley fiscal de Trump que está actualmente en discusión en el Congreso.
Un aumento en el déficit obligará al Gobierno a emitir más bonos en un momento en que tanto inversores nacionales como internacionales han comenzado a cuestionar la confianza en la estabilidad del mercado estadounidense. La Oficina de Presupuesto del Congreso informa que la deuda pública del Gobierno federal ha alcanzado el 98% del PIB para el año fiscal 2024, un notable aumento respecto al 73% de una década atrás.
Además, en un ajuste a la baja, el FMI ha revisado su previsión de crecimiento para Estados Unidos, estimando un 1,8% para 2025, mientras que también ha reducido su proyección global a un 2,8%, incorporando los efectos de los aranceles impuestos por Trump en su análisis.
En este contexto, Trump ha anunciado recortes significativos a los aranceles, incluyendo una moratoria parcial con China, lo cual, según Gopinath, “representa un paso positivo”, aunque añade que las tarifas elevadas a China solo han sido suspendidas, no eliminadas.
A pesar de que los datos del PIB correspondientes al primer trimestre se alinearon con las expectativas del FMI, Gopinath advierte que la interpretación de estos resultados es compleja, dado que muchas empresas adquirieron suministros anticipadamente antes de la entrada en vigor de los aranceles. “Necesitaremos tiempo para que los efectos de estos acontecimientos se traduzcan en las cifras”, señala, enfatizando la necesidad de mantener aranceles más bajos en comparación con aquellos que se asumieron en abril, aunque la incertidumbre sobre nuevos gravámenes persiste.
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