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El inicio del año judicial se ve envuelto en controversia por la figura del fiscal general.

El inicio del año judicial se ve envuelto en controversia por la figura del fiscal general.

En un ambiente marcado por la institucionalidad, se ha dado inicio al año judicial en Madrid, un evento que ha suscitado intensas controversias por la situación del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Este ha reconocido que su intervención ocurre en un contexto especialmente complejo, ya que enfrenta acusaciones por presunta revelación de secretos relacionados con la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Previo a la ceremonia, surgieron tensiones cuando diversas asociaciones de fiscales, como APM, AF y APIF, pidieron a García Ortiz que se abstuviera de asistir. Además, algunos vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) expresaron a su presidenta, Isabel Perelló, su preocupación por la conveniencia de su participación. A pesar de estas voces críticas, el evento transcurrió sin contratiempos destacables en el Tribunal Supremo, con la presencia del Rey Felipe VI y otros altos funcionarios judiciales.

Durante la ceremonia, el Rey otorgó la palabra al fiscal general para que expusiera la Memoria Anual del Ministerio Público correspondiente al año 2024. Antes de entrar en detalles sobre estadísticas y datos, García Ortiz defendió su decisión de no dimitir, a pesar de las presiones de varias asociaciones de fiscales que solicitaron su renuncia debido a su situación legal.

“Soy plenamente consciente de las circunstancias inusuales que rodean mi intervención, debido a mi situación procesal”, expresó García Ortiz, subrayando su confianza en el sistema judicial y afirmando que la institución "no cederá ante los ataques de los delincuentes”. Durante su discurso, insistió en que la Fiscalía juega un papel crucial para salvaguardar la ciudadanía y el estado de derecho, lejos de ser una simple extensión de los poderes establecidos.

Isabel Perelló, presidenta del CGPJ, también aprovechó su intervención para criticar las “descalificaciones” que ha recibido el Poder Judicial y llamó a evitar tales comentarios por parte del Ejecutivo y Legislativo, enfatizando que tales actitudes solo socavan la confianza ciudadana en la justicia.

En un contexto donde el bloque conservador del CGPJ instó a Perelló a transmitir al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, su rechazo a los comentarios del presidente Pedro Sánchez sobre la politización del poder judicial, la presidenta reafirmó la necesidad de mantener la dignidad del Poder Judicial y su compromiso con la rectitud y honestidad.

Tanto García Ortiz como Perelló dirigieron discursos que reflejaban la realidad de un sistema judicial dividido, y aunque sus palabras fueron recibidas con reacciones mixtas, se hizo evidente la expectativa por parte de los judiciales y fiscales presentes respecto a sus posturas.

Las palabras del fiscal general generaron respuestas variadas entre los asistentes. Mientras algunos aplaudieron, los vocales del CGPJ de tendencia conservadora optaron por guardar silencio, reservando sus aplausos para Perelló. La mayoría de los presentes en este acto solemne decidió no aplaudir, una tradición en este tipo de ceremonias.

Después de las intervenciones, se celebró un cóctel donde las autoridades y miembros de la judicatura intercambiaron saludos en un ambiente más distendido. Sin embargo, las charlas previas habían estado dominadas por las declaraciones de Pedro Sánchez y el proceso judicial que enfrenta García Ortiz, quien terminó acaparando la atención del día.

Según informaron fuentes consultadas, algunos dentro del sector conservador del ámbito judicial calificaron de “impresentable” la presencia y discurso del fiscal, aunque otros, a pesar de preferir su ausencia, entendieron que su asistencia era legalmente necesaria. En contraste, los miembros de la corrientes progresista defendieron su presencia como un imperativo normativo y lamentaron que Perelló no hubiera realizado una autocrítica más profunda, pidiendo a su vez que se mantenga dentro de los límites de sus competencias.

El Salón de los Pasos Perdidos del Tribunal Supremo se convirtió en un espacio de diálogos reservados entre conservadores y progresistas, en un ambiente que contrastaba con la seriedad del momento. Específicamente, algunos magistrados y fiscales optaron por abandonar el salón pronto, entre ellos la presidenta del CGPJ, quien se retiró poco después del Rey y el ministro de Justicia.

García Ortiz llegó un poco más tarde que el resto de los dignatarios, pero no pasó desapercibido. Durante su estancia de 40 minutos, fue respaldado por algunos de sus colaboradores más cercanos, quienes lo acompañaron en su recorrido por el salón, saludando a varios altos funcionarios, incluido el expresidente del CGPJ y el defensor del Pueblo.

A pesar de las sonrisas y gestos cordiales con algunos colegas, García Ortiz evitó cualquier interacción con los jueces que están directamente involucrados en el caso que se le sigue, en un esfuerzo por mantener la integridad del proceso judicial en curso.

Este año también se notaron ausencias significativas; entre los miembros del ámbito judicial, faltaron el presidente y la vicepresidenta del Tribunal Constitucional, quienes asistían a una conferencia en el extranjero. En el ámbito político, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, decidió no participar, considerando inapropiada la presencia de García Ortiz en el acto.