
La población de lince ibérico (Lynx pardinus) en la península ibérica ha dado un salto significativo, alcanzando la impresionante cifra de 2.401 ejemplares en 2024, según el último informe del grupo de trabajo dedicado a esta especie, presentado recientemente por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).
Este avance representa un notable aumento del 19% en comparación con los datos de 2023, una tendencia que se ha corroborado gracias a extensos trabajos de campo realizados por equipos de seguimiento tanto en España como en Portugal, incluyendo esfuerzos del Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques (ICNF) de nuestro país vecino. MITECO señala que estos números reflejan una evolución demográfica alentadora, destacando el compromiso en la lucha por disminuir el riesgo de extinción del lince.
El informe resalta que la especie continúa ampliando su presencia, no solo en número, sino también en territorio. Desde 2015, la población ha mantenido un crecimiento constante, lo cual es un indicativo positivo que refuerza la disminución del riesgo que enfrenta esta emblemática especie. En la actualidad, se han documentado 17 áreas distintas en las que los linces se reproducen, evidenciando una expansión geográfica significativa.
La historia del lince ibérico es asombrosa: de contar con menos de 100 ejemplares en 2002, ahora se han superado los 2.400 en 2024. En los últimos años, el crecimiento ha sido aún más notable: en 2020, la población era de 1.111, lo que pone de manifiesto un crecimiento casi exponencial de aproximadamente 1.300 ejemplares en cuatro años, representando una tasa de incremento anual del 29%.
De esta población total, España alberga el 85,3%, correspondiente a 2.047 linces, mientras que en Portugal se encuentran 354 individuos. Las comunidades autónomas en las que se ha consolidado la población son Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura y la Región de Murcia, siendo Castilla-La Mancha la que concentra el mayor número de linces con 942 ejemplares, seguido de Andalucía con 836.
Los núcleos más destacados para la especie se encuentran en Sierra Morena, donde se han censado 1.082 linces, repartidos entre Andalucía y Castilla-La Mancha. Este cruce de hábitats entre ambas comunidades es un ejemplo de la necesidad de colaboración entre administraciones para el disfrute y conservación del lince ibérico.
Dentro de este contexto, se han registrado 1.557 adultos y subadultos, con una distribución de sexos equilibrada, y un notable aumento en el número de hembras reproductoras, que ha llegado a 470 en 2024, muy cerca de la meta considerada para garantizar un estado de conservación favorable.
Además, el nacimiento de cachorros ha mostrado una positiva tendencia, con 844 nacimientos en 2024 y una tasa de fecundidad de 1,8, un logro notable en la reproducción de la especie. Sin embargo, el MITECO advierte que aún persisten desafíos, particularmente las muertes no naturales, siendo 214 los linces fallecidos en 2024, de los cuales 162 perdieron la vida por atropellos en carreteras.
A la luz de estos hallazgos, MITECO enfatiza la necesidad de continuar implementando la Estrategia de conservación del lince ibérico, así como mejorar la conectividad ecológica entre los hábitats en los que se encuentra. Esta situación resalta la importancia de desarrollar políticas que prevengan la fragmentación de los ecosistemas.
La mejora en la población del lince ibérico se erige como un éxito de la conservación de especies amenazadas, resultado de la colaboración entre diversas administraciones, entidades privadas y la comunidad en general. El apoyo financiero proveniente de administraciones españolas y portuguesas y de la Unión Europea ha sido fundamental para alcanzar estos logros y continuar avanzando en la protección de esta especie icónica.
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