El 14 de abril de 2023, en un anuncio que resonará en la historia de la arquitectura y la espiritualidad, el Papa Francisco ha concedido la distinción de "venerable" a Antoni Gaudí, el célebre arquitecto catalán responsable de la emblemática Sagrada Familia en Barcelona. Este reconocimiento marca un paso significativo en el proceso que podría llevar a la beatificación de Gaudí, figura destacada del modernismo catalán.
El Santo Padre tomó esta decisión durante una reunión con el cardenal Marcello Semeraro, encargado del dicasterio para las Causas de los Santos, donde se formalizó la promulgación del decreto que reconoce las "virtudes heroicas" del arquitecto. Este gesto pone de manifiesto la influencia espiritual que Gaudí tuvo a lo largo de su vida y su dedicación a su obra maestra.
Antoni Gaudí i Cornet nació el 25 de junio de 1852, en Reus, Tarragona. A los 31 años, asumió la dirección de la Sagrada Familia, un proyecto que transformaría no solo su vida, sino también el panorama arquitectónico de la ciudad. En 1883, tras la colocación de la primera piedra, se comprometió plenamente a la construcción de este templo, dedicando los restos de su existencia a esta grandiosa obra.
Cinco años antes, Gaudí se había graduado como arquitecto y había redactado un conjunto de notas sobre arquitectura, conocido como el 'Manuscrito' de Reus, donde plasmó sus innovadoras ideas sobre la ornamentación y el diseño de edificios religiosos. Su enfoque vanguardista reflejaba una profunda conexión espiritual y una visión única que marcó un antes y un después en el arte arquitectónico.
Según el portal 'Vatican News', Gaudí consideraba la Sagrada Familia como una misión divina, lo que lo llevó a transformar los planes neogóticos iniciales en una obra singular, inspirada en las formas naturales y llena de simbolismo. Su fe inquebrantable, influenciada por las tradiciones benedictinas y franciscanas, guiaba cada decisión que tomaba en el desarrollo del proyecto.
Además, se subraya su devoción a San Felipe Neri y su capacidad para enfrentar adversidades con valentía. A lo largo de su vida, Gaudí tuvo que sortear envidias y conflictos, pero se mantuvo firme en su compromiso con la obra. Entre 1887 y 1893, también supervisó otros proyectos civiles y religiosos, mientras que en 1894, una enfermedad que sufrió durante un período de estricto ayuno puso a prueba su salud.
A pesar de las dificultades personales, incluida la pérdida progresiva de su familia, Gaudí se adentró en un ascetismo radical, rechazando nuevos encargos y entregándose en cuerpo y alma a la Sagrada Familia, hasta el punto de adaptar una modesta habitación como su hogar cerca del templo.
El trágico desenlace de su vida llegó el 7 de junio de 1926, cuando fue atropellado por un tranvía. Sin ser identificado, fue llevado al Hospital de la Santa Creu, donde recibió los últimos sacramentos. Falleció tres días después, el 10 de junio, y su funeral atrajo a unas 30,000 personas, quienes rindieron homenaje a un genio cuya obra sigue inspirando a generaciones.
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