
La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) ha hecho historia al imponer una de las sanciones más severas en su trayectoria, afectando esta vez a la reconocida automotriz Ford, que se verá obligada a pagar una multa de 165 millones de dólares, aproximadamente 156 millones de euros, por violaciones en la ley federal de retirada de vehículos. Este significativo anuncio se realizó este jueves desde Madrid.
Este castigo se convierte en el segundo más alto jamás aplicado por la agencia, precedido únicamente por el escándalo de los airbags defectuosos de Takata, que en 2015 recibió una sanción de hasta 200 millones de dólares. Ford ha sido acusado de no retirar de forma adecuada varios automóviles que presentaban fallas en las cámaras traseras, así como de no facilitar información precisa y completa sobre sus acciones de retirada, lo que ha puesto en riesgo la seguridad de los conductores y pasajeros.
La administradora adjunta de la NHTSA, Sophie Shulman, se manifestó con firmeza en un comunicado, subrayando que cuando los fabricantes descuidan la seguridad pública y incumplen con sus responsabilidades legales, la agencia no dudará en tomar las medidas necesarias para garantizar la rendición de cuentas.
Dentro del acuerdo alcanzado con Ford, la compañía automovilística deberá realizar un pago inicial inmediato de 65 millones de dólares (cerca de 61,48 millones de euros), mientras que otros 55 millones de dólares (52,02 millones de euros) quedarán condicionados a que la empresa cumpla con sus obligaciones de retirada conforme a lo dispuesto por la NHTSA. Adicionalmente, Ford se ha comprometido a destinar 45 millones de dólares (42,56 millones de euros) para mejorar sus procesos de seguridad y desarrollar campañas informativas sobre los defectos en sus vehículos.
En su compromiso por avanzar hacia un futuro más seguro, Ford ha anunciado que planea establecer una infraestructura robusta para el análisis de datos de seguridad y desarrollar una plataforma de documentos e información que será completamente cifrada. Estas iniciativas están diseñadas para alinearse con las normativas federales en los próximos años.
Además de estas medidas, la NHTSA ha exigido que Ford revise todas las retiradas de vehículos realizadas en los últimos tres años, garantizando que han sido adecuadas y exhaustivas. En caso de que se identifiquen fallos, se emitirán nuevas órdenes de retirada. Ford deberá, además, tener reuniones trimestrales con los funcionarios de la NHTSA para monitorear la implementación de estas nuevas políticas de seguridad.
La compañía ha asegurado que ya está implementando mejoras significativas y prevé continuar haciéndolo, a través de análisis de datos avanzados y la creación de una nueva instalación de pruebas internas, entre otras innovaciones, como parte de su estrategia para fortalecer la seguridad de sus vehículos.
La multa a Ford resuena con fuerza en la industria automotriz y reitera la importancia de la responsabilidad de los fabricantes en garantizar la seguridad de sus productos. La acción de la NHTSA refleja un compromiso federal con la protección de los consumidores y el mantenimiento de estándares elevados en las prácticas empresariales de la industria automotriz.
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