La Restauración borbónica en España tuvo lugar tras el fracaso del régimen liberal en la Primera República. Tras un breve periodo de interinidad, se instauró la monarquía borbónica con la llegada al trono de Alfonso XII en 1875. Este periodo, conocido como la Restauración, se caracterizó por una serie de cambios políticos, sociales y económicos que marcaron el devenir del país durante las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX.
La Restauración borbónica en España se dio en un contexto de gran inestabilidad política, marcado por el fracaso de la Primera República y la llegada al poder de un régimen autoritario conocido como la Restauración. Este periodo se caracterizó por la alternancia en el poder de dos partidos políticos: el Partido Liberal y el Partido Conservador, que se repartían el poder a través de pacts y acuerdos.
Uno de los antecedentes más importantes de la Restauración borbónica fue la Revolución de 1868, conocida como la "Gloriosa", que puso fin al reinado de Isabel II y dio comienzo a un periodo de inestabilidad política en el país. Tras la abdicación de la reina, se instauró un gobierno provisional que convocó a Cortes Constituyentes para redactar una nueva constitución y establecer un nuevo régimen político en España.
Con la proclamación de Alfonso XII como rey de España en 1875, se dio inicio al periodo de la Restauración borbónica en el país. El nuevo monarca se mostró partidario de un sistema político basado en la concordia y la reconciliación entre los diversos sectores políticos y sociales de la sociedad española. Su reinado estuvo marcado por una serie de reformas políticas y sociales que buscaban fortalecer la estabilidad del régimen.
Uno de los logros más significativos de Alfonso XII fue la aprobación de la Constitución de 1876, que estableció las bases del sistema político de la Restauración. Esta constitución garantizaba la soberanía nacional, la división de poderes y el respeto a las libertades individuales, aunque también limitaba el sufragio a una parte reducida de la población.
Durante el reinado de Alfonso XII, se produjo una importante modernización del país, con la construcción de infraestructuras, la expansión de la red ferroviaria y la promoción de la industrialización. Estas medidas contribuyeron al desarrollo económico de España y al aumento del bienestar de la población.
Uno de los rasgos más característicos del régimen de la Restauración fue el denominado "turno pacífico", que consistía en la alternancia en el poder de los dos partidos políticos dominantes: el Partido Liberal y el Partido Conservador. Este sistema garantizaba la estabilidad política del país, pero también se basaba en el reparto del poder entre las élites políticas y económicas del país, dejando al margen a amplios sectores de la sociedad.
El turno pacífico permitió la consolidación del régimen de la Restauración, pero también generó un gran descontento entre la población, especialmente entre las clases populares que no veían satisfechas sus demandas sociales y políticas. Este malestar se manifestó en múltiples protestas y conflictos sociales a lo largo de todo el periodo de la Restauración.
A finales del siglo XIX, el régimen de la Restauración comenzó a mostrar signos de agotamiento, debido a la creciente crisis económica y social que afectaba al país. La corrupción política, el caciquismo y la falta de democracia fueron algunas de las causas de la crisis de fin de siglo, que desembocó en la pérdida de legitimidad del régimen y en la emergencia de movimientos políticos alternativos.
La crisis de fin de siglo culminó con la pérdida de las colonias españolas en América y Asia tras la derrota en la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898. Este revés supuso un duro golpe para la imagen de España como potencia mundial y puso en cuestión la viabilidad del régimen de la Restauración en un contexto de gran descontento social y político.
En definitiva, la Restauración borbónica y el régimen de la Restauración marcaron un periodo de profundos cambios en la historia de España, que supuso la consolidación de un sistema político basado en la alternancia en el poder de dos partidos políticos y en la excluisón de amplios sectores de la sociedad. A pesar de los logros alcanzados en términos de modernización y desarrollo económico, el régimen de la Restauración no fue capaz de dar respuesta a las demandas de democracia y justicia social de la población española, lo que finalmente condujo a su fin a principios del siglo XX.