En Madrid, a 27 de junio, se reporta que el Ejército israelí ha llevado a cabo nuevos bombardeos en el sur de Líbano, apuntando a una instalación vinculada con el partido-milicia chií Hezbolá. Hasta el momento, no se han reportado víctimas, y estas acciones se producen en un contexto de tensiones a pesar de un alto el fuego establecido en noviembre de 2024.

Según un comunicado emitido por las fuerzas israelo, el área atacada estaba siendo utilizada para operaciones relacionadas con el sistema de defensa de Hezbolá, especialmente en la zona del histórico castillo de Beaufort, ubicado en Arnún, en la provincia de Nabatiye. Este lugar, con raíces que se remontan al siglo XII, ha tenido un importante papel estratégico en la región.

Las autoridades israelíes han afirmado que este lugar es parte de un proyecto subterráneo que había sido desmantelado tras ataques previos por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Además, han mencionado que en días recientes detectaron varios intentos por parte de Hezbolá para restablecer la funcionalidad del sitio bombardeado.

El Ejército de Israel ha calificado la existencia de esta instalación y los esfuerzos de Hezbolá para revivirla como una clara violación de los acuerdos de alto el fuego entre los dos países. En este sentido, han reiterado su compromiso de impedir cualquier movimiento por parte de Hezbolá que consideren una amenaza para la seguridad de Israel.

Israel sostiene que sus acciones en Líbano son respuestas a actividades de Hezbolá y, por lo tanto, considera que no infringen el alto el fuego acordado. Sin embargo, tanto el gobierno libanés como el grupo Hezbolá han expresado su descontento con estas incursiones, que también han sido condenadas en el ámbito internacional por Naciones Unidas.

El acuerdo que culminó meses de hostilidades tras los ataques del 7 de octubre de 2023 estableció que tanto Israel como Hezbolá debían retirar sus tropas del sur de Líbano. Sin embargo, las fuerzas israelíes continúan ocupando cinco posiciones en el territorio libanés, un hecho que ha sido objeto de críticas tanto por parte de las autoridades libanesas como del propio Hezbolá, que demandan el fin de este despliegue militar.