En un reciente anuncio, el Ejército israelí ha declarado que llevó a cabo un ataque en el sur de Líbano, resultando en la muerte del jefe logístico de las fuerzas de élite de Hezbolá, aunque la organización no ha corroborado la muerte de este individuo hasta el momento.

El balance inicial informado por las Fuerzas Armadas israelíes indica que el ataque ha dejado un total de cuatro víctimas fatales, entre las cuales se encuentra el mencionado responsable del enfoque logístico de la Fuerza Radwan, aunque no revelaron su identidad.

Según el comunicado del ejército, esta figura destacada estaba trabajando para "reconstruir las infraestructuras terroristas" que emplea Hezbolá en la región, además de estar involucrado en actividades relacionadas con la "transferencia de armas".

Desde la perspectiva israelí, las acciones de los cuatro individuos "eliminados" eran vistas como una amenaza directa al Estado de Israel y como una transgresión del acuerdo de entendimiento entre ambos países. En este sentido, el Ejército ha afirmado que "las Fuerzas de Defensa de Israel seguirán actuando para erradicar cualquier posible peligro" para su territorio.

Pese a que se mantiene un alto el fuego entre Israel y Hezbolá desde hace un año, Israel ha continuado sus ofensivas en el sur de Líbano, acusando a los milicianos chiíes de romper el cese de hostilidades acordado en noviembre de 2024.

Por su parte, el Ministerio de Salud de Líbano ha confirmado la muerte de cuatro personas a causa de lo que describió como un ataque con drones israelíes en la localidad de Doha Kefarsim, en el sur del país. En adición, Israel reportó la muerte de otro miembro de la Fuerza Radwan en un ataque en la misma área un día antes, pero Hezbolá no ha emitido ningún comentario respecto a estos eventos.

Estos ataques se producen poco después de que el presidente libanés, Joseph Aoun, instruyera a su Ejército a "responder ante cualquier incursión israelí", en el contexto de la reciente muerte de un funcionario a manos de las Fuerzas de Defensa de Israel durante una operación en la ciudad de Blida. El primer ministro libanés, Nawaf Salam, calificó el incidente como un "ataque flagrante a las instituciones y la soberanía" del país.