David Hogg y Alexandria Ocasio-Cortez alzan su voz contra la cúpula envejecida del Partido Demócrata, acusándola de estar desconectada de las necesidades de la población y de facilitar, inadvertidamente, las victorias del expresidente Donald Trump. Esta nueva generación de líderes demócratas se prepara para las primarias de 2026 con un respaldo financiero significativo: 20 millones de dólares destinados a renovar el liderazgo, al que consideran una barrera en lugar de un aliado en la lucha política actual.
Desde finales de 2022, la pérdida de ocho congresistas demócratas, con una edad promedio de 75 años, ha dejado un vacío significativo en las filas del partido. El más reciente, Gerry Connolly, perdió la vida a causa de cáncer, justo después de vencer a Ocasio-Cortez en una contienda por el liderazgo en la Comisión de Supervisión del Congreso. Estas muertes resaltan la urgencia de un cambio generacional que muchos dentro del partido consideran indispensable.
La continua pérdida de figuras prominentes refuerza la percepción de que la gerontocracia demócrata se está desmoronando. Esto se evidencia en votaciones clave, como la reciente aprobación de una ley de política interior que favorece los recortes fiscales impulsados por Trump, donde los votos de congresistas que han fallecido no pudieron ser utilizados para bloquear esa medida.
Además, la salud de figuras demócratas como Joe Biden plantea inquietudes sobre el futuro del liderazgo del partido. Tras actuar en público sobre su lucha contra el cáncer, Biden decidió no buscar la reelección, lo que dejó un vacío adicional en la dirección del partido y amplió las brechas generacionales que ya se manifestaban.
La disensión entre el ala joven y progresista de los demócratas y sus líderes más centristas ha dado lugar a movimientos como Leaders We Deserve. Esta organización, impulsada por Hogg, planea destinar una parte significativa de su financiación a apoyar a nuevos candidatos en la próxima ronda de primarias, buscando revitalizar un partido que muchos ven como anclado en el pasado.
Hogg ha expresado que muchos en las bases se sienten aislados y desatendidos. Una encuesta reciente revela que dos tercios de los votantes jóvenes se identifican con el Partido Demócrata, pero un notable 70% de la población piensa que el partido no está conectando con la realidad actual. La desaprobación general hacia el liderazgo demócrata también se hace evidente en un bajo índice de aprobación del 29%.
El crítico pronóstico de Hogg acerca de la malversación de recursos en campañas electorales ha atraído incluso el reconocimiento de algunos líderes republicanos, quienes señalan la desconexión del partido y sugieren que el cambio es esencial. Esta crisis interna ha puesto a los demócratas en una difícil posición, donde deben priorizar el control del Congreso antes que profundizar en divisiones internas.
Ante esta realidad, un grupo creciente de congresistas demócratas mayores ha sido retado por contendientes más jóvenes en las primarias, lo que podría sentar las bases para un cambio sustancial en la dirección del partido. Las voces jóvenes consideran que una serie de elecciones internas podría asegurar la representación de intereses más frescos y relevantes para las próximas generaciones.
Amanda Litman, activista progresista, critica la permanencia de líderes envejecidos dentro del partido, destacando que su estilo de liderazgo no responde a las exigencias de una América en constante cambio. Litman insta a la necesidad de un liderazgo que realmente se preocupe por las necesidades de las comunidades y deje de lado los intereses personales.
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