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La escasez de alojamientos en el corazón de Valencia favorece la adquisición de propiedades con fines turísticos.

La escasez de alojamientos en el corazón de Valencia favorece la adquisición de propiedades con fines turísticos.

Valencia, 21 de abril. En medio de un continuo crecimiento en su atractivo urbano, la ciudad se enfrenta a un notable déficit de más de 10.000 camas hoteleras en su núcleo. Este hueco ha impulsado tanto a inversores locales como a internacionales a explorar nuevas oportunidades en el mercado inmobiliario, según las estimaciones de expertos del sector. La firma K&N Elite ha señalado un aumento significativo en el interés por propiedades destinadas al uso turístico, especialmente en áreas en desarrollo y en edificios que son susceptibles de transformación.

La capital del Turia se está estableciendo como un destino urbano vibrante en el sur de Europa, reconocido no solo por su belleza arquitectónica y su rica cultura, sino también por su atractivo para los turistas y los inversores. Sin embargo, esta creciente popularidad está ejerciendo una presión considerable sobre su infraestructura hotelera actual.

Para atender la creciente afluencia de visitantes, sobre todo durante picos de actividad como eventos culturales, deportivos y corporativos, la ciudad requiere desesperadamente más espacio hotelero. La escasez de alojamiento en el centro ha llevado a los inversores a ajustar sus estrategias, buscando propiedades que puedan ser convertidas en hoteles o apartamentos turísticos en lugares menos concurridos.

El director de K&N Elite Valencia, Romik Asatryan, explica que el corazón de Valencia, en particular Ciutat Vella y el área del Ensanche, ha llegado a su límite en cuanto a nuevas construcciones hoteleras. La protección de edificios históricos y una normativa urbanística más rigurosa han limitado severamente las opciones de expansión en estas zonas tradicionales.

A finales de enero de 2025, el Ayuntamiento de Valencia implementó una nueva regulación que restringe la cantidad de alquileres turísticos al 2% en cada barrio y prohíbe nuevas licencias hoteleras en áreas donde ya más del 8% de la vivienda está destinada al uso turístico. Esto afecta a distritos de gran relevancia como El Carmen y Ruzafa.

Ante este panorama, la atención de la inversión hotelera se ha desplazado hacia lugares emergentes dentro de la ciudad, como Turianova, la playa de la Malvarrosa, y áreas cercanas al Hospital La Fe y al centro comercial Nuevo Centro. Estos barrios aún cuentan con terrenos urbanizables, precios más accesibles y una normativa más favorable.

Asatryan destaca que esta reorientación del interés inversor está en marcha: "El centro está saturado, y muchos están buscando oportunidades en distritos que presentan un gran potencial para el desarrollo y la valorización". Esta tendencia se observa no solo en hoteles de gran tamaño, sino también en iniciativas dedicadas a boutique hotels, espacios de coliving y apartamentos para turistas, que se adaptan a un espectro diverso de viajeros.

El aumento en las consultas por parte de inversores, tanto nacionales como internacionales, es evidente. Fondos inmobiliarios y compradores individuales están especialmente interesados en anticiparse a las futuras dinámicas turísticas de Valencia. "Hoy en día, la búsqueda va más allá de la ubicación privilegiada; ahora se priorizan activos con un futuro prometedor", resalta Asatryan.

La combinación de una elevada demanda de turismo y la presión sobre el mercado de alquiler residencial han llevado a muchos a considerar la inversión en activos para el uso turístico reglamentado como una estrategia rentable y legal, especialmente frente a las restricciones a los usos turísticos en edificios residenciales.

Sin embargo, los expertos advierten sobre la importancia de una planificación urbana coherente para que este nuevo modelo de inversión sea exitoso. Esto incluye mejorar la movilidad y el transporte público, asegurando la conectividad entre nuevas áreas hoteleras y los principales puntos de interés de la ciudad.

"Es crucial evitar la creación de zonas aisladas. Los nuevos desarrollos deben integrarse en el tejido urbano, enriquecer las comunidades locales y diversificar la oferta turística", concluye Asatryan.

Valencia se encuentra ante un desafío crucial: crecer sin caer en la saturación, continuar atrayendo inversiones sin perjudicar a sus barrios y garantizar que el turismo funcione como un motor de desarrollo económico que sea sostenible. Con su oferta cultural, clima favorable y su patrimonio, la ciudad se ha posicionado como un destino premium en Europa, pero su futuro depende de una visión de desarrollo más descentralizada, interconectada y sostenible.

La carencia de plazas hoteleras en el centro no es solo un obstáculo urbanístico, sino una oportunidad brillante para revitalizar áreas menos saturadas, atraer inversiones saludables y repensar la identidad turística de la ciudad, concluye Romik Asatryan.