
MADRID, 19 de noviembre.
Con motivo del Día Mundial de la Infancia, que se conmemora el próximo 20 de noviembre, la organización Nuevo Futuro ha enfatizado la importancia de los profesionales que trabajan en los centros residenciales para niños y niñas bajo protección, señalándolos como figuras esenciales para fomentar el acogimiento familiar.
En este contexto, Nuevo Futuro ha iniciado un ambicioso proyecto que busca acercarse a las familias del entorno, con el fin de concientizar sobre la realidad que viven los menores en sus centros y la urgencia de contar con personas dispuestas a ofrecer un ambiente protector mediante el acogimiento familiar o diversos programas de colaboración familiar.
La directora general de Nuevo Futuro, Miriam Poole, ha destacado que el programa de impulso del acogimiento familiar surge de la preocupación de los profesionales de la entidad, quienes sienten una profunda inquietud por aquellos niños, niñas y adolescentes que a menudo carecen de un referente familiar estable en sus vidas.
Poole ha subrayado la necesidad de involucrar a educadores y educadoras en la promoción del acogimiento familiar, ya que son ellos quienes mejor comprenden la situación y necesidades de estos jóvenes, gracias a su trabajo directo en los centros.
De acuerdo con los datos proporcionados por Nuevo Futuro, muchos de los menores que residen en centros de protección son adolescentes con necesidades complejas y con pocas opciones para regresar a sus familias o acceder a una solución de acogimiento.
La organización ha identificado a este grupo como el colectivo infantil en mayor desventaja social, dado que su desarrollo ocurre sin un núcleo familiar que les brinde apoyo, lo que a menudo se traduce en un daño emocional severo debido a las carencias sufridas.
Asimismo, Nuevo Futuro advierte que el estigma relacionado con la vida en un centro de protección complica aún más las oportunidades de ser acogidos por una familia, limitando la posibilidad de encontrar un entorno afectivo adecuado.
Para más de 17.000 niños, niñas y adolescentes en España que crecen bajo medidas de protección en centros residenciales, estos espacios representan en la mayoría de los casos su única opción de hogar. Por lo tanto, los educadores que laboran en estos centros se convierten en las figuras clave para brindar apoyo y brindar alguna forma de conexión emocional a estos jóvenes.
Finalmente, Poole ha enfatizado que las entidades que desde hace tiempo atienden a la infancia en centros de protección tienen la responsabilidad crucial de promover el acogimiento familiar. Este esfuerzo implica visibilizar a los colectivos bajo su cuidado, sus necesidades y la búsqueda de referentes familiares y emocionales estables, mientras se ofrece apoyo y asesoramiento a todas las partes involucradas en este proceso.
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