En un giro inesperado de la agenda real, la reina Sofía ha vuelto a deslumbrar con su presencia en Ceuta, una ciudad que no visitaba desde hace más de dieciocho años. Este regreso se produce poco después de que su nieta, la princesa Leonor, hiciera una aparición en la fragata Blas de Lezo. La reina manifiesta así su compromiso con causas sociales al centrarse en el trabajo que realizan los Bancos de Alimentos, con los que su fundación ha estado colaborando desde 2012.

A pesar de los difíciles momentos familiares que atraviesa debido a la salud de su hermana, la infanta Irene de Grecia, doña Sofía mostró su mejor sonrisa mientras hacía recorridos por las instalaciones del Banco de Alimentos de Ceuta. La reina fue recibida cordialmente por diversas figuras locales, incluyendo al presidente de la ciudad, Juan Jesús Vivas, la delegada del Gobierno, Cristina Pérez, y el presidente del Banco de Alimentos, Pedro Mariscal, quienes destacaron la importancia de su visita.

Durante este emotivo recorrido, la reina Sofía profundizó en el trabajo que realiza la organización y reafirmó su apoyo con unos generosos tres millones de euros destinados a proyectos a través de la Fundación Reina Sofía. Este compromiso pone de relieve la importancia de la solidaridad en tiempos difíciles y resalta la labor fundamental de estas instituciones en la sociedad.

En cuanto a su elección de vestuario, doña Sofía optó por un conjunto elegante y cómodo, que incluía un pantalón y una blusa de color blanco, combinados con una original blazer de tweed multicolor. Para añadir un toque distintivo, lució un abanico como complemento, sostenido por una cadena alrededor del cuello. Su look, complementado con collares superpuestos y unas cómodas cuñas de esparto, refleja su estilo personal y su capacidad para combinar elegancia con un enfoque práctico.