León XIV aboga por fortalecer la diplomacia global y acabar con la fabricación de armas destructivas.

En Madrid, el 16 de mayo, el Papa León XIV ha emitido un poderoso llamado a la comunidad internacional, instando a un cese inmediato en la producción de armas y otros aparatos de destrucción. Durante una audiencia con el cuerpo diplomático en la Santa Sede, el Pontífice ha enfatizado la urgencia de revitalizar la diplomacia multilateral y de reactivar las instituciones internacionales diseñadas para resolver conflictos globales.
El Papa ha declarado que "es fundamental revitalizar la colaboración diplomática y las instituciones que se establecieron con el objetivo de poner fin a los desacuerdos que podrían surgir entre naciones". Además, subrayó la importancia de la voluntad colectiva para desmantelar los mecanismos de muerte y destrucción que contribuyen a la inestabilidad global.
León XIV también hizo eco de la alerta del Papa Francisco, señalando que “la paz no puede existir sin un auténtico esfuerzo de desarme”, advirtiendo que la necesidad de defensa no debe transformarse en una competencia de rearme entre naciones.
En su discurso, el Pontífice ha invitado a los diplomáticos a forjar la paz a través de la "justicia y la verdad", enfatizando que la paz va más allá de simplemente no estar en guerra. De hecho, la paz debe germinar en el interior de cada individuo, impulsando a desarraigar el orgullo y a medir cuidadosamente la forma en que nos comunicamos, ya que las palabras también pueden infligir daño.
Además, León XIV destacó la importancia de la libertad religiosa y el diálogo entre diferentes credos como pilares esenciales para construir un entorno pacífico.
El Papa también instó a los líderes mundiales a priorizar la familia, definida como la unión estable entre un hombre y una mujer, y a salvaguardar la dignidad de todas las personas, incluyendo a los más vulnerables: desde los niños no nacidos hasta los ancianos y desde los desempleados hasta los inmigrantes.
En sus reflexiones, resaltó que trabajar por la paz requiere un firme compromiso con la justicia, animando a abordar las crecientes desigualdades que crean una brecha evidente entre el bienestar y la miseria a nivel global y dentro de las mismas sociedades.
Al abordar el contexto social actual, el Papa enfatizó la responsabilidad de la Santa Sede de alzar su voz ante los desequilibrios y las injusticias que, entre otros efectos, generan condiciones laborales indignas y sociedades divisorias.
El Pontífice también compartió su perspectiva personal como hijo de inmigrantes, señalando que en el transcurso de la vida, cada uno puede enfrentarse a diversas circunstancias. Sin embargo, independientemente de estas, la dignidad de cada ser humano sigue siendo inalienable, ya que todos somos amados por Dios.
Finalmente, León XIV abogó por la necesidad de entablar diálogos auténticos para establecer relaciones verdaderamente pacíficas, afirmando que la Iglesia tiene el deber de expresar la verdad, incluso si esta resulta incómoda o incomprendida. "En un mundo donde la comunicación se distorsiona, es crucial que la Iglesia no omita el deber de hablar la verdad sobre la humanidad y la realidad, utilizando un lenguaje claro, aunque pueda originar desavenencias", concluyó.
En una nota de esperanza, el Papa remarcó que su ministerio se inicia en el contexto del Año Jubilar de la Esperanza, reafirmando el compromiso de la Santa Sede de apoyar a cada nación en la creación de un mundo justo y pacífico, especialmente para aquellos que más sufren, como los ciudadanos de Ucrania y los pueblos de Tierra Santa.
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