
La organización Save The Children ha subrayado la urgente necesidad de que las administraciones intensifiquen el apoyo a los servicios de salud mental enfocados en la infancia y adolescencia. Este llamado a la acción se ha producido en el contexto de la crisis derivada de las inundaciones que han asolado la provincia de Valencia, un hecho que ha dejado graves secuelas emocionales en los menores afectados.
En un comunicado emitido recientemente, la ONG ha expuesto los tres principales retos que enfrentan los niños y niñas que han vivido la tormenta y las inundaciones: la salud mental, la inadecuación de su vivienda y la interrupción de su educación. Con más de 70.000 menores en las zonas más golpeadas, Save The Children considera fundamental abordar estos problemas con prontitud.
Los repercusiones en la salud mental de los niños son alarmantes. Se han reportado casos de mutismo, pesadillas recurrentes y fobias a fenómenos atmosféricos, además de una notable reticencia a salir a la calle o discutir lo ocurrido. Los adolescentes, en particular, enfrentan episodios de ira, problemas de sueño y una creciente tristeza, lo que plantea serios interrogantes sobre su bienestar emocional a largo plazo.
Un testimonio conmovedor es el de Sandra, madre de tres hijos en Sedaví, quien relata la experiencia devastadora que vivieron durante las inundaciones: “La tarde que todo sucedió, no paraban de llorar y mi hijo mayor sufrió un ataque de pánico. Actualmente, está siendo medicado debido a sus problemas de sueño y ansiedad, mientras que mi hijo mediano ha sido diagnosticado con hiperactividad por ansiedad”. Este tipo de preocupaciones enfatiza la crítica situación emocional que atraviesan muchas familias en la región.
Rodrigo Hernández, director de Save The Children en la Comunitat Valenciana, enfatizó que es "imprescindible" que las administraciones refuercen los servicios de atención psicológica para estos menores. “El impacto en su salud mental ha sido enorme y necesitamos abordar esta crisis ahora para mitigar problemas futuros”, añadió Hernández.
La situación habitacional de muchas familias afectadas también es preocupante. Muchos de ellos viven en condiciones de vivienda precarias e insalubres que comprometen no solo su salud, sino también su bienestar y desarrollo personal. Save The Children destaca que estas circunstancias tienen un efecto desproporcionado en el crecimiento y las oportunidades de los niños y adolescentes.
Nicoletta, quien reside en un piso en Alfafar con su pareja y sus dos hijos, describe la devastación de su hogar: “Todo fue arrasado, solo sobrevivió un cuadro y el aire acondicionado. He intentado arreglar la casa, pero persisten las humedades y hay muchas reparaciones pendientes”. Este relato ilustra la difícil realidad que enfrentan numerosas familias que aún luchan por recuperarse tras la catástrofe.
Ante esta situación, Save The Children ha pedido aumentar las ayudas para la renovación de viviendas dañadas, señalando que es inaceptable que miles de menores vivan en condiciones inadecuadas. Es necesario también impulsar alternativas habitacionales para aquellas familias con hijos e hijas a su cargo.
En relación con las compensaciones por daños a la vivienda, la ONG ha resaltado que muchas familias vulnerables viven de alquiler y, en muchos casos, sin contrato, por lo que urge implementar medidas que las respalden en este ámbito.
Más allá de los aspectos emocionales y habitacionales, la interrupción educativa es otro reto significativo. Muchos niños estuvieron semanas sin asistir al colegio, lo que no solo acarreó un vacío en su educación, sino también en su desarrollo emocional y social. Nicoletta comparte que su hijo pequeño, que tiene TEA, ha visto agravar su situación debido a la falta de acceso a terapias cruciales.
En respuesta a estos desafíos, Save The Children enfatiza la necesidad de realizar un seguimiento a los alumnos reubicados en nuevos centros educativos y diseñar programas de apoyo a largo plazo que les permitan recuperar lo perdido en su formación. A su vez, la organización plantea la necesidad de adaptar criterios de evaluación para evitar que la repetición de curso se convierta en una opción, considerándola una medida injusta.
La ONG ha implementado seis espacios seguros para la infancia en distintas localidades afectadas, donde un equipo de profesionales ofrece apoyo emocional, físico y educativo. Estas iniciativas no solo brindan un refugio seguro, sino que también fomentan la continuidad educativa y el desarrollo emocional de los niños, ayudándoles a procesar el trauma que han vivido.
Save The Children también ha intensificado su intervención en respuesta a la emergencia, enfocándose en la identificación de familias afectadas y proporcionando ayuda inmediata en forma de productos de higiene, agua potable y apoyo psicosocial. Desde el 4 de noviembre, la organización ha trabajado en múltiples centros educativos, implementando acciones concretas para mitigar el impacto de las inundaciones.
Hasta la fecha, Save The Children ha distribuido más de 290.000 euros en ayudas directas a 405 personas, demostrando su compromiso con las familias afectadas y subrayando la importancia de continuar este apoyo a largo plazo. La situación es crítica, pero con el refuerzo de las administraciones y la solidaridad social, se puede revertir esta tragedia y ofrecer un futuro mejor a estos niños y niñas.
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