
La entrenadora asturiana Montse Tomé ha sido destituida de su puesto como seleccionadora del equipo femenino de fútbol de España, tras una resolución de la Junta Directiva de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que decidió no extender su contrato. Este cambio pone fin a casi dos años de liderazgo en un equipo que vivió momentos de gran tensión, decepciones y también celebraciones.
Desde su asunción en septiembre de 2023, tras el despido de Jorge Vilda, Montse Tomé condujo al equipo a conquistar su segundo título de su historia: la Liga de Naciones. En esta competición, España brilló al vencer a los Países Bajos y a Francia, lo que también aseguró su participación, por primera vez, en los Juegos Olímpicos de París 2024, aunque no lograron el podio.
La entrenadora había renovado su contrato hasta agosto de 2025, pero su trayectoria en la Eurocopa no fue la esperada. A pesar de una fase de clasificación impecable y haber derrotado a Alemania, el equipo no pudo alzarse con el título en la final frente a Inglaterra, cayendo en la tanda de penaltis. Su balance total fue de 28 victorias, 4 empates y 5 derrotas en 37 encuentros dirigidos.
Tomé llegó al cargo con un trasfondo complicado. Asumió el control del equipo después de la controversia que rodeó a su predecesor, Jorge Vilda, quien fue destituido por el escándalo provocado por el beso del expresidente de la RFEF, Luis Rubiales, a la jugadora Jenni Hermoso tras la final del Mundial. Montse se convirtió en la primera mujer en dirigir la selección, pero su llegada estuvo marcada por polémicas, incluyendo su asistencia a una asamblea donde Rubiales anunció que no dimitiría, lo que fue interpretado como un respaldo a su mandato.
Tan solo un día después de esa asamblea, tanto ella como su asistente Sonia Bermúdez manifestaron estar disponibles para dejar sus puestos como forma de protesta contra la conducta de Rubiales y expresaron su apoyo a Hermoso. Este gesto fue significativo en un contexto de creciente descontento entre las jugadoras y la dirección de la RFEF.
Pronto surgieron más tensiones. Montse Tomé anunció su primera convocatoria, pero se encontró con la oposición de 39 jugadoras, que pidieron cambios en la dirección de la RFEF y amenazaron con no jugar mientras no se hicieran importantes ajustes. A pesar de esta situación, Tomé incluyó a muchas de las campeonas del mundo en su lista, lo que desató otro conflicto, que finalmente fue mediado por el Consejo Superior de Deportes y culminó en un acuerdo.
A partir de ese momento, la gestión de Tomé fue relativamente más estable, aunque no exenta de controversias. Hubo situaciones como la no inclusión de Irene Paredes para un partido y la confusión que envolvió a Aitana Bonmatí en un encuentro contra Italia, entre otros incidentes que generaron preocupación.
El tema más debatido fue la exclusión de Jenni Hermoso, quien no fue convocada en lo que va de 2025 y criticó abiertamente la gestión de Tomé, sugiriendo que el equipo podría conseguir el éxito en la Eurocopa sin su dirección. Este desafiante ambiente es solo el último capítulo en una historia que sigue evolucionando dentro del fútbol femenino español.
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