El baloncesto internacional ha perdido a una de sus figuras más emblemáticas. Drazen Dalipagic, legendario exjugador serbio de origen bosnio y máximo anotador de la historia del baloncesto yugoslavo, ha fallecido este sábado en Belgrado a la edad de 73 años. La noticia fue confirmada por el propio club Partizán, donde Dalipagic forjó gran parte de su legado deportivo.
De acuerdo con el comunicado del Partizán, "Después de una larga y grave enfermedad, Drazen Dalipagic falleció esta mañana en Belgrado. El mejor anotador de la historia del BC Partizán, exjugador de la selección yugoslava, leyenda del baloncesto mundial y un hombre de carácter inimitable". Estas palabras reflejan no solo su impresionante trayectoria deportiva, sino también la admiración que generó en su entorno.
Nacido el 27 de noviembre de 1951 en Mostar, Bosnia, Drazen 'Praja' Dalipagic inició su carrera profesional en el Partizán de Belgrado en 1971 y defendió los colores del equipo hasta 1980, retornando posteriormente en la temporada 1981-82. Durante su tiempo en el club, Dalipagic se convirtió en el máximo anotador de la historia del Partizán, acumulando 8.278 puntos. Su palmarés con el equipo incluye dos títulos de liga, una Copa yugoslava y dos Copas de Europa, obtenidas en 1978 y 1979.
Su trayectoria no se limitó al baloncesto a nivel de clubes, ya que también dejó una huella imborrable en la selección yugoslava. Entre 1973 y 1986, participó en 243 partidos, donde logró conquistar medallas olímpicas y mundiales. En su impresionante carrera internacional, Dalipagic cosechó un oro (1978), una plata (1974) y dos bronces (1982 y 1986) en campeonatos mundiales; además de un oro (1980), una plata (1976) y un bronce (1984) en Juegos Olímpicos. En competiciones europeas, fue galardonado con tres oros (1973, 1975 y 1977), una plata (1981) y un bronce (1979).
El legado de Dalipagic fue reconocido en 1991, cuando fue seleccionado entre los 50 mejores jugadores de la FIBA. Su excepcional rendimiento lo llevó a ser nombrado mejor jugador del Eurobasket en 1977 y a recibir el título de mejor jugador de Europa en tres ocasiones: 1977, 1978 y 1980. Además de su destacada trayectoria en el Partizán, también tuvo una breve pero significativa colaboración con el Real Madrid durante la temporada 1982-83, año en que el club blanco retornó a la Copa de Europa. En esta etapa, su participación se vio limitada debido a las estrictas normas sobre jugadores extranjeros que imperaban en la ACB.
La carrera de Dalipagic también incluyó pasos por equipos como el Udine, Venecia, Verona y el Estrella Roja, donde finalmente colgó sus sneakers en 1991. Su influencia en el baloncesto seguirá resonando tanto en los corazones de sus fanáticos como en la historia del deporte, consolidándose como un ícono del baloncesto mundial.
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