Sánchez asegura que se sintió traicionado por Cerdán y Ábalos, pero reafirma su compromiso de liderazgo por responsabilidad.

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, ha confirmado su intención de seguir liderando el partido a pesar de reconocer que fue un "error" haber confiado en sus exsecretarios de Organización, Santos Cerdán y José Luis Ábalos, quienes están envueltos en un presunto escándalo de corrupción.
El líder socialista se ha mostrado visiblemente afectado, aunque no ha nombrado directamente a los implicados. Sin embargo, ha manifestado su compromiso de continuar en el cargo "por responsabilidad". Esta declaración se produjo durante su intervención inicial en el Comité Federal, donde se oficializarán los cambios en la dirección del PSOE y las estrategias para afrontar la crisis actual, la cual se ha intensificado tras la detención de Cerdán el lunes pasado.
Sánchez compartió con los presentes que su corazón está "tocado", pero su determinación se mantiene intacta: "Estamos aquí para enfrentar la adversidad y avanzar. Quiero dejar claro que no escurriremos el bulto ante este desafío", apuntó durante su discurso.
El presidente del Gobierno aseguró que el PSOE tomará las riendas de la situación como lo ha hecho siempre y se comprometió a luchar contra la corrupción, tanto en la política como dentro de su propio partido.
Durante su intervención, Sánchez volvió a ofrecer disculpas a los 315 miembros presentes en Ferraz y a la ciudadanía, reconociendo que cometió un error al confiar en personas "que no lo merecían", aludiendo a la supuesta trama de corrupción liderada por Cerdán, que supuestamente involucra también a Ábalos y a su antiguo asesor, Koldo García.
"He cometido un error", reconoció, aunque enfatizó que no perderá de vista la misión de lograr una regeneración democrática que la sociedad lleva buscando desde hace tiempo.
El líder del PSOE se defendió asegurando que su partido no tiene nada que ver con las prácticas corruptas de otros, como el Partido Popular y Vox, reafirmando que el PSOE está compuesto por personas honestas que jamás se aprovecharían de la situación.
Sánchez dejó claro que seguirá al frente del partido porque es su deber como "capitán del barco", y afirmó que en tiempos difíciles es cuando hay que mantener el rumbo. "No voy a desentenderme ahora que se presenta la tormenta; estoy aquí para navegar y llevarnos al puerto", agregó.
El presidente se comprometió a seguir trabajando por la militancia y las ideas que ha defendido durante 25 años, confiando en que el proyecto político del PSOE, respaldado por millones, sigue dando buenos resultados.
La decepción que siente por la traición es palpable, tanto en el ámbito personal como político. "Soy quien confió en ellos y no vi lo que había detrás", confesó, sin embargo, afirmó que esa decepción no le llevará a renunciar a su responsabilidad ni a minimizar los logros alcanzados durante los siete años de gobierno anteriores, afirmando que estos son razones por las que vale la pena luchar.
Sánchez también hizo un repaso de los logros de su Gobierno y dedicó parte de su discurso a criticar a PP y Vox, a quienes acusó de intentar desmantelar el Estado del Bienestar y de violar los derechos de los ciudadanos, tanto de la mayoría como de las minorías.
El líder socialista destacó la necesidad de continuar luchando ante lo que considera una "agenda reaccionaria" que se empieza a dejar ver en las regiones gobernadas por sus opositores. "El desánimo es grande, pero la obligación de que España continúe avanzando lo es aún más", sentenció.
Finalmente, advirtió sobre los "mecanismos poderosos" de la coalición de la ultraderecha, sugiriendo que buscan gobernar sin atender a la voluntad popular. "Consideran que este país les pertenece, como si fuera su cortijo personal, y eso es inaceptable", concluyó.
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