
En un alarmante informe emitido este lunes, la organización humanitaria Save the Children ha revelado que más del 40% de las mujeres embarazadas y lactantes que acudieron a sus clínicas en la Franja de Gaza el mes pasado se encuentran en situación de desnutrición. Esta cifra es casi tres veces superior a la registrada en meses anteriores, coincidiendo con el endurecimiento del bloqueo impuesto por el gobierno israelí en marzo, que ha limitado severamente la llegada de ayuda humanitaria a la población, que supera los dos millones de personas.
El comunicado de la ONG detalla que de un total de 747 mujeres examinadas, 323 presentaban desnutrición, lo que equivale a un preocupante 43%. La situación ha empeorado continuamente desde abril, en un contexto crítico marcado por la escasez extrema de alimentos, agua y combustible.
Además, Save the Children ha expresado su inquietud por el hecho de que algunas de estas mujeres se ven obligadas a reservar fórmula infantil, temiendo por la vida de sus bebés en caso de fallecer. Ante la falta de opciones, algunas han recurrido a alimentar a sus hijos con biberones llenos de agua o mezclas improvisadas que no garantizan la nutrición adecuada.
"Las madres llegan a nuestras clínicas en un estado de desesperación y miedo, temiendo que sus bebés no sobrevivan tanto tiempo como ellas", afirmó Ahmad Alhendawi, director regional de Save the Children para Oriente Medio, África del Norte y Europa del Este. "Ninguna madre debería enfrentarse a realidades tan desgarradoras".
La organización también advirtió de las graves consecuencias de la desnutrición en mujeres embarazadas, que incluyen riesgos como anemia, preeclampsia, hemorragias y, en los casos más extremos, la muerte. Esto afecta no solo a las madres, sino que también resulta en mortinatos, bajo peso al nacer y problemas de desarrollo para los recién nacidos.
Alhendawi describió la crítica situación: "Cuando un bebé no recibe alimento, su cuerpo comienza a debilitarse en cuestión de días. La falta de nutrientes les roba la energía y eventualmente sus órganos pueden fallar, haciéndolos vulnerables a infecciones mortales". Reiteró la importancia de actuar rápidamente, afirmando que "la desnutrición se puede tratar y los niños pueden recuperarse, pero solo si se les brinda ayuda a tiempo".
La extrema inseguridad y deshidratación también están afectando la producción de leche materna entre las mujeres de Gaza. Alhendawi subrayó que el constante bombardeo y la vida en un entorno bélico están teniendo un impacto devastador en las madres que intentan alimentar a sus hijos.
"Es crucial apoyar a estas mujeres para que puedan amamantar; es un paso que puede salvarles la vida tanto a ellas como a sus hijos e hijas", insistió, haciendo un llamado urgente para el levantamiento del asedio a la Franja de Gaza.
Reiteró que "cualquier acción que no aborde esta crisis con la urgencia que requiere es, en el mejor de los casos, una distracción peligrosa que pone en riesgo la vida de madres y bebés, así como el futuro de los niños".
El director de Save the Children instó al gobierno israelí a cumplir con sus responsabilidades internacionales y permitir la entrada total de ayuda a Gaza, enfatizando la necesidad de garantizar el acceso a suministros esenciales, incluyendo fórmula infantil. La organización se encuentra preparada para ampliar su asistencia vital en colaboración con sus aliados locales, reafirmando su presencia de larga data en la región.
Por su parte, el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) estima que hay alrededor de 55.000 mujeres embarazadas en Gaza, junto con más de 70.000 niños menores de cinco años y 17.000 mujeres que enfrentan desnutrición aguda. La Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC) confirmó apenas hace una semana el "peor escenario de hambruna" en el territorio.
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