"Soluciones innovadoras del sector agroalimentario frente a los aranceles de Trump: explorando nuevos mercados y estrategias de resiliencia."

El aceite de oliva, el vino, el mosto y diversas legumbres y vegetales en conserva se encuentran entre los productos europeos que corren mayor riesgo de ser gravados con aranceles en un escenario tan incierto como el que se presenta actualmente.
En Madrid, el 16 de marzo, se han difundido importantes hallazgos sobre cómo la industria agroalimentaria podría responder ante el looming impacto de los aranceles impulsados por la administración de Donald Trump. El informe titulado 'La América First de Trump impacta en el sector agroalimentario', elaborado por la consultora LLYC, advierte sobre la inminente amenaza de un arancel del 200% a todos los vinos y licores importados desde Europa, en respuesta a las tarifas impuestas por Bruselas a las bebidas alcohólicas estadounidenses.
Ante esta situación de riesgo y los posibles nuevos aranceles programados para entrar en vigor el 2 de abril, los especialistas sugieren que las empresas españolas deben establecer planes de contingencia que fortalezcan su cadena de suministro frente a la incertidumbre económica internacional.
Asimismo, se propone diversificar las exportaciones mediante la creación de alianzas estratégicas dentro de la UE y explorando mercados en Asia-Pacífico y América Latina. Estas regiones aparecen como oportunidades viables para reducir la dependencia del mercado estadounidense, en un momento en que economías como China, Japón y Brasil se posicionan como alternativas interesantes para las exportaciones españolas.
El informe destaca que el enfoque proteccionista de la administración Trump podría, paradójicamente, promover la innovación en el sector agroalimentario de Europa. La competitividad ante productos nacionales en el mercado estadounidense podría impulsar a las empresas españolas a enfatizar valores como la autenticidad y la responsabilidad social.
En este contexto de desregulación, se considera esencial afianzar los productos españoles como símbolos de "calidad, seguridad y sostenibilidad", a través de certificaciones y prácticas que se puedan verificar.
Los expertos también subrayan la necesidad de fomentar la autonomía estratégica en el sector mediante la coordinación de acciones y la utilización de recursos disponibles en el contexto de la OMC y el multilateralismo promovido por la UE.
El pasado año, la balanza comercial del sector agroalimentario con Estados Unidos alcanzó un saldo positivo histórico para España, con un superávit de 1.710 millones de euros, lo que pone de manifiesto los productos más relevantes en el intercambio con la mayor economía mundial.
En este sentido, el aceite de oliva destaca como el producto con mayor volumen de exportación, alcanzando 1.013 millones de euros, seguido de cerca por el vino y mosto (334,8 millones de euros), que actualmente enfrentan la amenaza del 200% y otras legumbres y hortalizas en conserva (247,1 millones de euros). Estos son los más vulnerables ante la posibilidad de nuevos gravámenes.
El estudio también advierte sobre el riesgo que podría correr otros productos emblemáticos como el jamón ibérico, el cordero y el ganado vacuno de alta calidad, al encontrarse en una situación complicada debido a estas medidas arancelarias.
Es relevante recordar que ya en 2018, la primera administración Trump impuso aranceles sobre productos europeos valorados en aproximadamente 7.000 millones de euros. En particular, 113 productos de la industria agroalimentaria española sufrieron incrementos de tarifas que llegaron hasta el 35%, lo que resultó en la pérdida del 80% de la cuota de mercado del aceite de oliva español en Estados Unidos, beneficiando a países como Marruecos y Turquía.
Fernando Moraleda, director de la oficina alimentaria de LLYC, ha enfatizado que ante esta coyuntura, es más importante que nunca que Europa refuerce su autonomía estratégica, afirmando que esto es crucial para el sector agroalimentario.
"España debe desempeñar un rol central en este proceso, no solo por su historia, sino también por la calidad y diversidad de su cadena alimentaria. Somos el segundo país del mundo en términos de diversidad alimentaria y contamos con producciones de gran calidad y competitividad. Aprovechar estas ventajas nos permitirá fortalecer y ampliar nuestros mercados de exportación, convirtiendo los riesgos en oportunidades", ha reiterado Moraleda.
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