La multinacional Stellantis, dueña de la fábrica de Figueruelas (Zaragoza), ha anunciado que detendrá por causas ajenas a su voluntad su actividad productiva durante la semana del 25 al 28 de abril. Según fuentes de la compañía, la causa de esta paralización es la falta de disponibilidad de semiconductores, una realidad que también están viviendo otros gigantes de la industria automovilística.

Dicha falta de chips para la fabricación de vehículos ha generado un importante problema en la cadena de suministro internacional, que amenaza con desestabilizar aún más un sector que ya se encuentra inmerso en una gran crisis en nuestro país. En este contexto, la decisión de Stellantis no es más que la última muestra de la delicada situación que vive la industria española del automóvil.

Por su parte, la compañía ha asegurado que la actividad productiva se reanudará el 1 de mayo a las 22.00 horas, momento en el que volverá a ponerse en marcha la línea de noche. A pesar de esta interrupción de apenas una semana, lo cierto es que se trata de un nuevo varapalo para la economía española, en la que la producción de vehículos es uno de los principales motores de empleo, desarrollo y riqueza.

En definitiva, se trata de un problema global que está afectando a la producción de automóviles en todo el mundo, pero que en nuestro país, con una industria en clara decadencia, tiene un impacto mucho mayor. Estos episodios, lejos de solucionarse, parecen abocarnos a una situación cada vez más complicada para el sector y para las personas que dependen de él.