En un trágico episodio que ensombrece el mundo del deporte, dos aficionados perdieron la vida en Santiago de Chile, mientras intentaban entrar al Estadio Monumental durante los disturbios que antecedieron un esperado encuentro de la Copa Libertadores entre Colo-Colo y Fortaleza. Este partido, destinado a ser un evento de celebración y pasión, terminó siendo suspendido debido a la fatalidad ocurrida.

Según los informes de las autoridades locales, un grupo de seguidores se aglomeró frente a la valla de protección que separaba la entrada del estadio. En un intento desesperado por cruzar y acceder al evento, la situación se tornó peligrosa cuando las fuerzas policiales intervinieron y la estructura se colapsó, provocando una tragedia innecesaria.

De las víctimas, una perdió la vida en el lugar de los hechos, mientras que la otra sucumbió más tarde en un centro médico. Las circunstancias que rodean su fallecimiento son confusas, y aún no está claro si un vehículo policial estuvo implicado en el incidente que llevó a la caída de la valla.

A pesar de que el partido se inició, la tensión aumentó en el minuto 70 cuando los aficionados locales comenzaron a arrojar objetos al terreno de juego, como una forma de protesta por la muerte de sus compañeros. Ante esta situación insostenible, el árbitro uruguayo Gustavo Tejera tomó la decisión de expulsar a todos los jugadores en el campo, deteniendo oficialmente el encuentro con un marcador empate a cero.

La Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) emitió un comunicado de condolencias donde expresó su profundo pesar por la tragedia: “Lamentamos profundamente el fallecimiento de dos hinchas antes del inicio del partido entre Colo Colo y Fortaleza Esporte Clube. Extendemos nuestras más sentidas condolencias a sus familias y seres queridos en este difícil momento”. Esta situación no solo refleja los peligros del fanatismo en el fútbol, sino también la urgencia de abordar los problemas que se gestan en torno a la seguridad en eventos deportivos.