En una polémica declaración, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha comparado la Franja de Gaza con una "transacción inmobiliaria", planteando la idea de que este territorio palestino pase a manos estadounidenses para convertirlo en la "Riviera de Oriente Próximo".

Tras proponer esta controvertida medida, Trump ha asegurado que Estados Unidos actuará como inversor en la región, sin prisa por llevar a cabo ningún cambio. Según sus palabras, no necesitarán la colaboración de nadie en Gaza, confiando en que Israel se encargará de la seguridad en la zona.

El presidente ha descartado la posibilidad de enviar tropas estadounidenses a la región, proponiendo un plan que, según él, devolverá la estabilidad a Gaza con una inversión mínima, permitiendo así que otros países también puedan invertir allí.

El ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, ha ordenado al Ejército preparar la "salida voluntaria" de la población de Gaza, siguiendo el plan anunciado por Trump que propone la "reubicación permanente" de los residentes gazatíes en países como Jordania y Egipto, una medida que ha sido rechazada por estos países.

Ante esta situación, Naciones Unidas ha advertido a Trump que el Derecho Internacional prohíbe cualquier tipo de desplazamiento forzoso, generando críticas por parte de potencias europeas y organizaciones de Derechos Humanos que rechazan esta propuesta.