
En un hito significativo para la industria automotriz, la compañía china BYD ha logrado alcanzar la producción de diez millones de vehículos enchufables en un tiempo récord, tan solo un año y medio después de haber superado la marca de cinco millones de unidades. Esta impresionante cifra fue revelada por el grupo este lunes en un comunicado oficial, destacando la vertiginosa evolución de una empresa que se ha posicionado como líder en el sector de la movilidad sostenible.
Junto a este notable logro, la automovilística ha anunciado una ambiciosa inversión de 13.000 millones de euros, destinada a integrar la inteligencia artificial en sus sistemas de automoción. Esta inyección de capital se traduce en una actualización integral de toda su gama de vehículos, apuntando hacia un futuro en el que la tecnología y la sostenibilidad conviven de manera armónica.
Wang Chuanfu, presidente de BYD, ha aprovechado la ocasión para reflexionar sobre la transformación que ha experimentado la compañía durante la última década. Este período ha estado marcado por una expansión internacional significativa, así como por la entrada del grupo en el competitivo mercado europeo. Chuanfu ha enfatizado que “el éxito de BYD se basa en una visión ambiciosa, una incansable ejecución de la misma y una inquebrantable perseverancia para conseguir sus objetivos”, valores que, según él, han cimentado el crecimiento de la firma.
En línea con su estrategia de expansión, la semana pasada BYD presentó en Europa su nuevo SUV totalmente eléctrico, el Sealion 7. Este modelo se destaca por ofrecer una autonomía de hasta 502 kilómetros en ciclo combinado y saldrá al mercado a partir de un precio base de 39.780 euros, apuntando a atraer a un público cada vez más concienciado con el medio ambiente.
Además, en un movimiento estratégico, fuentes del mercado han confirmado que BYD está ultimando los detalles de su primera fábrica de vehículos en Europa, que se ubicará en Szeged, Hungría. La planta, prevista para inaugurarse en la segunda mitad de 2025, se estima que producirá alrededor de 200.000 vehículos anuales. La elección de Hungría para establecer esta planta se argumenta en la existencia de una “infraestructura madura y una base industrial bien establecida”, lo que reafirma la apuesta de BYD por consolidar su presencia en el continente europeo.
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