Draghi advierte que Europa se queda atrás en la creación de gigantes tecnológicos y propone enfocarse en nuevos sectores.

En un análisis profundo sobre la situación económica y comercial de Europa, Mario Draghi, ex presidente del Banco Central Europeo y exprimer ministro de Italia, ha declarado que la región se encuentra en una posición de alta vulnerabilidad frente a la posibilidad de una guerra comercial. Según Draghi, Europa ha "llegado tarde" al desarrollo de la tecnología en la nube y, aunque no podrá crear un gigantesco equivalente a Google o Amazon, sí podría encontrar su lugar en nichos críticos como la ciberseguridad, la computación cuántica y las aplicaciones de inteligencia artificial más especializadas.
El destacado economista realizó estas afirmaciones durante su intervención en el 'World Business Forum 2024', que tuvo lugar en Madrid. En su discurso, Draghi mostró preocupación por la actual competitividad de la Unión Europea, subrayando que la productividad del bloque está rezagada en comparación con la de los Estados Unidos, debido principalmente al dinamismo del sector tecnológico estadounidense.
Draghi enfatizó que si se ignorara el impacto del sector de alta tecnología, los niveles de productividad en ambas orillas del Atlántico serían, de hecho, similares. Este desfase pone de manifiesto un desafío importante que enfrenta Europa en su búsqueda por ser competitivo a nivel global.
La falta de un entorno propicio para la innovación en Europa, que Draghi atribuye a una regulación excesiva, altos impuestos y la fragmentación del Mercado Único, ha impedido la creación de un "Silicon Valley" europeo. Esta situación obstaculiza la "escalabilidad" de las iniciativas innovadoras, lo que es crucial para el crecimiento económico sostenible.
En relación con el sistema financiero europeo, Draghi señaló que la estructura se centra en los bancos, que no suelen ser propensos a respaldar proyectos de investigación y desarrollo. En cambio, estos bancos prefieren financiar iniciativas con un menor riesgo, dejando al descubierto una oportunidad importante para los mercados de capitales, que podrían desempeñar un papel más eficiente en el apoyo a la innovación.
El ex primer ministro también ha puesto como ejemplo a Suecia, donde el crecimiento de la productividad se asemeja al de Estados Unidos, argumentando que su modelo de financiación para la innovación comparte similitudes con el estadounidense. Esta comparación resalta la necesidad de que Europa aprenda de sus pares y ajuste su enfoque hacia la inversión en innovación.
Por otro lado, Draghi advirtió sobre el aumento de los riesgos procedentes de China en los últimos años. Según él, Estados Unidos ha cambiado su estrategia de "derisking" a "decoupling", sugiriendo que Europa se encuentra aún en la fase inicial de gestión de estos riesgos. Este fenómeno se evidencia en los flujos de inversiones, donde las empresas chinas no solo abren fábricas en Europa, sino que comienzan a establecerse en el continente, como es el caso de Chery en Barcelona.
Draghi destacó la diferencia entre la postura de la Administración Biden y las exigencias hacia Europa, señalando que Estados Unidos puede permitirse una guerra comercial. Sin embargo, dejó en el aire la incertidumbre sobre cómo podría cambiar esa dinámica con un posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, lo que podría influir en la política comercial europea.
El exlíder italiano subrayó que Europa, debido a su relevancia en el PIB global, es, sin lugar a dudas, la región más vulnerable del mundo a tensiones comerciales. Esta vulnerabilidad la coloca en una posición desventajosa en un conflicto comercial; no obstante, Draghi subrayó que tampoco es viable una inacción total frente a la competencia china.
Además, Draghi planteó que Europa se encuentra "expuesta" en el ámbito de la defensa. Argumentó que aumentar simplemente el gasto en este sector no sería suficiente y que es vital adoptar una estrategia de "planificación" adecuada. Esta evaluación incluye la crítica a la fragmentación del gasto entre diferentes Estados miembros y la falta de interoperabilidad de los sistemas de defensa.
El ex presidente del BCE también previó que el aumento del gasto tanto en defensa como en la transición ecológica resultará en un incremento de las deudas públicas y la inflación en Europa. Esta evolución podría marcar un cambio de paradigma en la economía europea, ya que el crecimiento del pasado se basó en exportaciones, mientras que la demanda interna ha permanecido relativamente contenida.
Por último, Draghi destacó la importancia de armonizar la competitividad con los esfuerzos de descarbonización, considerándolo esencial para la autonomía estratégica de Europa. Esto no solamente tiene que ver con objetivos climáticos, sino que también es vital para que el continente no dependa de los precios energéticos fluctuantemente. Mientras se busca alcanzar este objetivo, la UE se verá en la necesidad de manejar con cuidado su factura energética.
De este modo, Draghi propuso la creación de "clústeres energéticos verdes" que estén próximos a las industrias que abastecen, incluyendo posibles soluciones como reactores nucleares modulares, siguiendo así el ejemplo de algunas iniciativas estadounidenses que buscan alimentar sus centros de datos de manera más sostenible.
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