Desde Madrid, se ha desatado un escándalo después de que el Gobierno de Estados Unidos negara cualquier implicación en un complot para derrocar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Tres ciudadanos estadounidenses, dos españoles y un checo han sido detenidos por las autoridades venezolanas, lo que ha desencadenado tensiones diplomáticas entre ambos países.

Un portavoz del Departamento de Estado ha declarado de manera rotunda que cualquier acusación de participación de Estados Unidos en un plan para derrocar a Maduro es completamente falsa. Asimismo, ha reiterado el apoyo estadounidense a una solución democrática para la crisis política en Venezuela, desmintiendo cualquier tipo de intervención en asuntos internos del país sudamericano.

Las autoridades venezolanas han informado sobre la detención de un "militar estadounidense" y han mencionado la posible detención de dos ciudadanos más de ese mismo país. Estas detenciones han despertado preocupación en la comunidad internacional y han puesto en entredicho las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Estados Unidos.

La detención de dos ciudadanos españoles, José María Basoa Valdovinos y Andrés Martínez Adasme, ha causado revuelo en España. Se les acusa de tener supuestos lazos con el Centro Nacional de Inteligencia español y con figuras de la oposición venezolana, conspirando para asesinar a Nicolás Maduro. El ministro del Interior venezolano, Diosdado Cabello, ha señalado que estos individuos formaban parte de un grupo de catorce personas que buscaban desestabilizar la situación política en el país sudamericano.

Según declaraciones de Cabello, uno de los detenidos sería un militar activo de las fuerzas especiales estadounidenses SEAL de la Marina, experto en explosivos identificado como Wilbert Joseph Castañeda. Estas acusaciones han generado una gran controversia y han alimentado las sospechas de un posible plan de intervención extranjera en la política venezolana.