El Ejército israelí ha reiterado su firme posición este viernes respecto al conflicto con Hezbolá, enfatizando que no permitirá el regreso de este grupo armado a las áreas situadas al sur del río Litani. Esta afirmación se alinea con la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que establece las pautas para la estabilidad en la región tras el conflicto de 2006.

Ori Gordin, jefe del Mando Norte del Ejército de Israel, ha dejado claro que su misión es garantizar el cumplimiento del reciente alto el fuego acordado con Líbano. "Nuestra responsabilidad es facilitar y ejecutar este acuerdo. Lo haremos de forma decidida y bajo las condiciones que hemos establecido", expresó Gordin en una declaración que fue difundida por las fuerzas armadas israelíes.

Además, el alto mando militar de Israel ha subrayado que las tropas israelíes tienen la intención de desmantelar cualquier potencial de Hezbolá en la región. "Nos comprometemos a que esta área esté libre de cualquier capacidad de Hezbolá y de sus armamentos. Esa es nuestra misión”, reitera el comunicado militar.

Gordin también lanzó una advertencia directa a Hezbolá, señalando que cualquier intento de violar el acuerdo podría resultar en una drástica respuesta militar por parte de Israel. "Cometer un error en esta situación podría llevarnos a reanudar las hostilidades. Aunque actualmente estamos en un periodo de calma, estamos listos para actuar en un breve lapso si así se nos indica", afirmó con claridad el militar.

Por otro lado, el jefe del Mando Norte destacó que las operaciones militares anteriores contra Hezbolá han reportado "éxitos muy significativos", impactando la estructura y las capacidades operativas del grupo, así como la pérdida de líderes clave dentro de su organización. Estas intervenciones han debilitado su habilidad para realizar ataques contra Israel, lo que, según las declaraciones, ha contribuido a la situación de calma actual.

El contexto de estas declaraciones se enmarca en el reciente alto el fuego que entró en vigor en Líbano, un acuerdo respaldado por ambas naciones tras la intervención de Estados Unidos y la aceptación de sus propuestas. Esta tregua se produjo en medio de un incremento de la violencia que comenzó el 1 de octubre, cuando Israel lanzó una ofensiva contra Líbano después de una serie de ataques de Hezbolá, que resultaron en numerosas bajas y tensiones resurgentes en la región.

Desde el comienzo de la escalada de violencia, el conflicto ha dejado un devastador saldo: casi 1,200 muertos y alrededor de 250 personas secuestradas, y ha llevado a Israel a intensificar su ofensiva en Gaza, con un saldo trágico de más de 44,300 muertos y unos 105,000 heridos. En el marco de este devastador conflicto, Líbano ha denunciado cerca de 4,000 muertes como resultado de los ataques aéreos israelíes, subrayando la severidad de la situación en la región.