El 25 de septiembre en Madrid, el RC Celta tuvo un duro comienzo en la Liga Europa, siendo derrotado 2-1 por el Stuttgart en un encuentro que, aunque lleno de lucha, dejó ver las limitaciones del equipo español en el MHPArena. Este enfrentamiento marcó el regreso del Celta a competiciones europeas tras nueve años de ausencia, en un contexto que evidenció la dura realidad de la segunda competición continental.

El equipo dirigido por Claudio Giráldez se encontró con un Stuttgart que, a pesar de errar en varias oportunidades durante la primera mitad, finalmente logró consolidar su superioridad. Aunque los vigueses intentaron mantenerse en el juego, la cruda verdad del torneo se hizo evidente rápidamente.

El primer tiempo fue un ejercicio de resistencia para el Celta, que logró mantener el marcador en 0-0, pero no sin dificultades. Los locales, liderados por el entrenador Sebastian Hoeness, mostraron una agresividad que hizo sentir su presencia en el campo, con varias acciones de peligro que culminaron en disparos de Chema Andrés y Lorenz Assignon que pudieron abrir el marcador.

La segunda mitad trajo consigo una clara caída en el rendimiento del Celta, que no logró adaptarse a las circunstancias del juego y vio cómo el Stuttgart se adelantaba 1-0 poco después del descanso con un gol de Badredine Bouanani. Ante la presión, Giráldez no dudó en realizar cuatro sustituciones casi simultáneamente, incluyendo a Borja Iglesias y Williot Swedberg, en un intento de cambiar el rumbo del partido.

Sin embargo, la noche se puso más oscura para el Celta cuando Bilal El Khannouss anotó el 2-0, un tanto que generó tensión tras la revisión del VAR. A pesar del buen desempeño del equipo alemán, el Celta no se rindió y logró reducir diferencias con un gol de Borja Iglesias. En el tiempo de descuento, el equipo gallego incluso tuvo una última oportunidad con Bryan Zaragoza, pero, a pesar de sus esfuerzos, quedó claro que no era su noche en esta competencia europea.