En un giro positivo en la economía británica, el producto interior bruto (PIB) del Reino Unido experimentó un crecimiento del 0,5% en febrero, superando el estancamiento que se había observado en enero, cuyos datos fueron actualizados al alza por la Oficina Nacional de Estadística (ONS).

Este crecimiento se alinea con los primeros movimientos disruptivos en el comercio internacional, como los aranceles anunciados por Donald Trump, y se basa en una robusta expansión del sector servicios, que creció un 0,3% frente al 0,1% en enero. Asimismo, la producción industrial se disparó un 1,5%, recuperándose de una caída del 0,5% en el mes anterior, mientras que el sector de la construcción también mostró señales de recuperación con un aumento del 0,4% tras una leve contracción del 0,3% en enero.

En términos de crecimiento acumulado, se estima que entre diciembre de 2024 y febrero pasado, el PIB real creció un 0,6% en comparación con los tres meses previos, lo que indica una tendencia positiva para la economía nacional.

La ministra de Economía, Rachel Reeves, expresó optimismo sobre estas cifras, afirmando que son un indicativo de que "nuestro Plan para el Cambio está dando frutos". Sin embargo, subrayó la necesidad de seguir adelante con un ritmo acelerado para fortalecer la economía, asegurar los puestos de trabajo y aumentar los salarios de los trabajadores.

Reeves enfatizó que el panorama económico global ha cambiado, y es crucial que el Reino Unido responda de manera proactiva y efectiva para continuar en este camino ascendente que favorezca a la población y garantice un futuro más próspero.