
En un mensaje reciente con motivo de la IX Jornada Mundial de los Pobres, el Papa León XIV ha instado a los países a desarrollar "políticas" que aborden las "causas estructurales" de la pobreza, enfatizando la crucial importancia de aspectos como el trabajo, la educación, la vivienda y la salud.
León XIV expresó su deseo de que este Año Jubilar sirva como un catalizador para establecer medidas que enfrenten las formas de pobreza, tanto aquellas que han persistido a lo largo del tiempo como las emergentes. "Estamos llamados a implementar nuevas iniciativas que apoyen a los más vulnerables entre los vulnerables. La seguridad no podrá alcanzarse jamás a través de la violencia; solo lo conseguiremos mediante fundamentos sólidos como el empleo, la educación, el acceso a un hogar y cuidados de salud", destacó el Papa en su comunicado.
El Santo Padre subrayó que "las raíces de la pobreza son en gran medida estructurales y deben ser abordadas con acciones contundentes". En este contexto, citó la función de hospitales y escuelas como pilares de acogida para las personas más desprotegidas. "Estos servicios deberían estar integrados en las políticas públicas de todos los países, pero lamentablemente, conflictos bélicos y desigualdades sociales a menudo lo obstaculizan", añadió.
Asimismo, el Papa perspicazmente observó que "cada vez más, los signos de esperanza resplandecen en iniciativas como casas-familia, centros comunitarios para niños, espacios de escucha y apoyo, comedores sociales y refugios". Si bien son realidades que a menudo permanecen invisibles, su valor es incalculable frente a la "indiferencia" que muchas veces impera en la sociedad.
En su reflexión, León XIV también enfatizó que "los pobres no son una distracción ni un estorbo para la Iglesia; son en realidad nuestros hermanos y hermanas más queridos". Por ello, reiteró la importancia de centrar la acción pastoral en las necesidades de estos grupos vulnerables durante la Jornada Mundial de los Pobres.
Sin embargo, el Papa alertó sobre el peligro de que la sociedad se habitúe y se resigna ante los constantes ciclos de empobrecimiento. "Nos cruzamos a diario con personas que viven en la pobreza, y puede que en ocasiones seamos nosotros mismos quienes enfrentemos la pérdida de lo que creíamos seguro, como un hogar, acceso a alimentos adecuados, asistencia médica, educación, y las libertades esenciales", advirtió con firmeza.
Finalmente, el Santo Padre reflexionó sobre la dimensión espiritual de la pobreza, señalando que "la pobreza más profunda es la que se manifiesta en la ausencia de conocimiento de Dios". Recordó las palabras del Papa Francisco en "Evangelii gaudium", donde se menciona que "la peor discriminación a la que se enfrentan los pobres es la falta de atención espiritual".
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