
El Papa ha hecho un llamamiento a los líderes políticos europeos para que promuevan la paz y la acogida de migrantes, mientras alertaba sobre los terrores de la guerra y las divisiones presentes en el continente.
En su primer discurso en Luxemburgo, Francisco destacó la importancia de que el país sea un ejemplo en la integración de migrantes y refugiados, durante un encuentro con autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático en el Cercle Cité de Luxemburgo.
Después de su recibimiento en el aeropuerto y su encuentro con el Gran Duque de Luxemburgo en el Palacio Gran Ducal, el Papa hizo un llamado a preservar la casa común y a no dejar a ningún grupo social marginado.
Además, instó a no descuidar a los países más desfavorecidos y a ayudarles a salir de la pobreza, destacando que Luxemburgo es uno de los países más ricos del mundo con un PIB per cápita muy alto.
Francisco también lamentó el resurgimiento de enemistades en Europa y pidió que se resuelvan a través de la negociación y la diplomacia, evitando la escalada de hostilidades.
El Papa destacó la importancia de valores espirituales elevados en la vida cotidiana de los pueblos y gobernantes para prevenir nuevos errores del pasado, impulsados por avances tecnológicos que puedan llevar a conflictos violentos.
Finalmente, instó a los gobernantes a comprometerse en negociaciones honestas para resolver desacuerdos y encontrar compromisos honorables que promuevan la seguridad y la paz para todos.
Francisco llegó a Luxemburgo el jueves por la mañana y, a diferencia de otras ocasiones, no se detuvo a saludar personalmente a los periodistas que le acompañaban en el avión, bromeando sobre la distancia a recorrer.
Tras su visita a Luxemburgo, se espera que llegue a Bélgica donde se reunirá con víctimas de abusos sexuales y participará en un diálogo abierto con estudiantes en la Universidad de Lovaina.
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