
El debate sobre la soberanía en el ámbito tecnológico y digital se ha convertido en un pilar esencial dentro de la agenda europea. Esta creciente importancia se refleja en la reciente creación de la vicepresidencia ejecutiva dedicada a la Soberanía Tecnológica, Seguridad y Democracia, un movimiento liderado por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.
A pesar de su relevancia, los términos 'soberanía tecnológica' y 'autonomía digital' no tienen una definición unívoca y carecen de consenso universal sobre su significado y proyecciones futuras. Este vacío conceptual ha llevado a un intenso debate sobre sus implicaciones a nivel europeo.
Ibán García del Blanco, eurodiputado y director de Asuntos Internacionales en la consultora Lasker, ha resaltado que esta soberanía implica la capacidad de "tomar decisiones sin depender de factores externos" en áreas críticas como la inteligencia artificial, la gestión de datos y la conectividad. Este enfoque ha escalado rápidamente desde ser una preocupación marginal a convertirse en una prioridad política fundamental en la Unión Europea en los últimos años.
En esta línea, Alberto Palomo, director de Estrategia del proyecto europeo Gaia-X, enfatiza que la soberanía digital involucra tanto el acceso a servicios e infraestructuras digitales como la autonomía en la gestión de datos. Europa ha comenzado a generar iniciativas dentro de la UE y sus Estados miembros que buscan desarrollar alternativas propias a los productos y servicios digitales dominados por las corporaciones estadounidenses.
Un claro ejemplo de esta tendencia es Gaia-X, lanzada en 2020, que busca establecer un modelo europeo de infraestructura que conecte y unifique soluciones de nube. Sin embargo, Palomo aclara que no se trata de una nube alternativa, sino de un "nuevo paradigma sobre cómo deben funcionar los servicios digitales en Europa", con el objetivo de crear un estándar abierto para la gestión de datos de maneira transparente.
En el ámbito de la inteligencia artificial, ha emergido una startup francesa llamada Mistral AI. Fundada en abril de 2023 por antiguos investigadores de Google DeepMind y Meta, Mistral ha desarrollado modelos avanzados de lenguaje y persigue el objetivo de "desafiar la opacidad de la gran IA" mediante soluciones de inteligencia artificial accesibles y de código abierto.
Otro proyecto destacado en este campo es OpenEuroLLM, que tiene como meta desarrollar una gama de modelos de IA multilingües de código abierto para fortalecer la autonomía en este sector, respaldado por un consorcio conformado por 20 organizaciones europeas. Al mismo tiempo, se está gestando un sistema operativo propio para el sector público, conocido como EU OS, con la aspiración de convertirse en el estándar oficial para administraciones públicas y educativas en la UE.
Además, en el ámbito de la navegación, se ha lanzado Mapy, una alternativa europea a Google Maps, que se implementó globalmente en mayo, aunque ya funcionaba desde 1998 en la República Checa. Europa también busca establecer su propio conjunto de herramientas de colaboración y productividad a través de Docs, un proyecto de código abierto impulsado por Francia y Alemania.
La UE ha mantenido su impulso hacia una mayor autonomía tecnológica con medidas como el DNS4EU, una alternativa a los servicios de DNS dominados por empresas estadounidenses. En este contexto, la Ley Europea de Chips se aprobó en julio de 2023, destinada a movilizar inversiones significativas para aumentar la producción de semiconductores en Europa, con un ambicioso objetivo de alcanzar el 20% del mercado global para 2030.
Sin embargo, la nueva Ley de IA ha generado controversia, máxime con la oposición de líderes empresariales que han solicitado la revisión de la norma durante dos años, argumentando que podría comprometer la competitividad europea. García del Blanco ha respondido a estas preocupaciones defendiendo que Europa no debe permitir la falta de regulación que hemos observado en otras regiones del mundo.
El ex eurodiputado subraya que la capacidad de presentar un frente europeo unificado ante las presiones externas e intereses nacionales es ahora más crucial que nunca para conseguir la autonomía digital y tecnológica. Palomo, por su parte, ha puesto de relieve la necesidad de crear infraestructuras digitales que reflejen las fortalezas del tejido industrial europeo, advirtiendo sobre los peligros de depender exclusivamente de modelos extranjeros.
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