Iglesia y ONG se unen para movilizar a la sociedad ante la Jornada Mundial de los Pobres.

Iglesia y ONG se unen para movilizar a la sociedad ante la Jornada Mundial de los Pobres.

La Conferencia Episcopal Española (CEE) y Cáritas se han unido con el objetivo de movilizar a las comunidades cristianas y a toda la sociedad en los objetivos de la VII Jornada Mundial de los Pobres, convocada por el Papa Francisco, el próximo domingo 19 de noviembre.

La iniciativa surge como respuesta a la llamada del Papa a no apartar la mirada de las nuevas formas de pobreza, como las poblaciones que viven en zonas de guerra, aquellos que no llegan a fin de mes, los explotados en el trabajo y los jóvenes prisioneros de una cultura que los hace sentir fracasados. Según el Pontífice, todos ellos son nuestros prójimos y necesitamos un compromiso político y legislativo serio y eficaz.

En este sentido, la CEE y Cáritas han preparado materiales para que todas las diócesis, parroquias, comunidades, movimientos, asociaciones e instituciones de la Iglesia puedan participar activamente en la Jornada. El objetivo es reflexionar sobre cómo dar una respuesta adecuada que lleve alivio y paz a tantas personas que se encuentran en situaciones de incertidumbre y precariedad.

Bajo el lema 'No apartes tu rostro del pobre', el Papa Francisco invita a no ignorar a quienes están en dificultad, a no mirar hacia otro lado y aprender a observar con ternura y compasión a quienes nos rodean. Además, el Sumo Pontífice hace un llamado a las nuevas formas de pobreza, especialmente a las poblaciones que viven en zonas de guerra, especialmente a los niños que se ven privados de un presente sereno y de un futuro digno. Según Francisco, nadie debe acostumbrarse a esta situación y todos debemos esforzarnos por promover la paz a través del compromiso por la justicia y el diálogo.

El Papa también denuncia el desorden ético que marca el mundo laboral, donde la precariedad laboral, los trabajadores pobres y las víctimas de accidentes laborales son señales de alerta. El Santo Padre destaca especialmente la situación de los jóvenes, quienes se sienten incompletos y fracasados debido a una cultura engañosa.

En este contexto, Francisco tiene confianza en el desarrollo de la solidaridad y la subsidiariedad de tantos ciudadanos comprometidos con los pobres, al tiempo que hace un llamado a las instituciones públicas para que cumplan con su deber. El Papa insta a no quedarse de brazos cruzados y esperar solo ayuda divina, sino a implicar y acompañar a las personas en situación de pobreza en un proceso de cambio y responsabilidad.

Por último, el Sumo Pontífice insta a compartir la mesa con las personas en situación de exclusión y agradece la dedicación de los voluntarios que se esfuerzan diariamente por ayudar a los demás. Para Francisco, la gratitud hacia estos voluntarios debe convertirse en oración para que su testimonio sea fructífero.

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Sociedad