
El pasado 20 de agosto, Madrid fue testigo de un nuevo informe que destaca el aumento de la inflación en el Reino Unido, donde la tasa interanual alcanzó el 3,8% en julio. Esta cifra, que representa un ligero incremento respecto al 3,6% registrado en junio, es la más alta desde enero de 2024, de acuerdo con datos proporcionados por la Oficina Nacional de Estadística (ONS).
Este incremento en la inflación continúa situándose muy por encima de la meta de estabilidad de precios del 2% establecida por el Banco de Inglaterra, evidenciando así las dificultades que enfrenta la economía británica en el contexto actual.
Entre los factores que han contribuido a este aumento, se observa que los precios de los alimentos y las bebidas no alcohólicas se elevaron un 4,9% en comparación con el año anterior, superando en cuatro décimas la tasa de junio. En paralelo, el costo de la educación mantuvo una subida significativa del 7,5%, al igual que en el mes previo, mientras que el transporte experimentó un aumento del 3,2%, notablemente superior al 1,7% de junio.
Por otro lado, los suministros para el hogar también vieron un encarecimiento, con un 7,4% interanual, aunque ligeramente inferior al 7,5% de junio. En el área del ocio y la cultura, los precios se incrementaron un 3,4%, reflejando una tendencia de crecimiento en estos sectores.
Adicionalmente, el costo general de los bienes se aceleró en julio, alcanzando un 2,7% respecto al 2,4% del mes anterior, mientras que los servicios experimentaron un aumento del 5%, tres décimas más en comparación con julio.
A la hora de analizar la inflación subyacente, que excluye energía y alimentos frescos, se observó una tasa del 3,8%, en ligero aumento desde el 3,7% en julio, lo que indica que las presiones inflacionarias siguen siendo un tema crucial para la economía británica en estos tiempos inciertos.
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